Otra historia de amores que están cruzados por las estrellas, es la leyenda japonesa que da origen a la festividad de Tanabata. En este caso, se trata particularmente de una referencia a las estrellas Vega y Altair.
La leyenda cuenta la historia Orihime e Hikoboshi, dos amantes japoneses convertidos en estrellas y que, por órdenes del padre de ella, sólo pueden encontrarse y celebrar su amor una vez al año.
Orihime era hija de Tentei, Rey Celestial, se dedicaba a tejer telas en las orillas de la Vía Láctea (Amanogawa). Su padre se regocijaba de su dedicación al trabajo y de las telas que fabricaba. Orihime no descansaba y trabajaba con ahínco día y noche. Esta situación no le permitía encontrar el amor, ya que solo tenía tiempo para su labor.
Un día Orihime conoció a un pastor de bueyes de nombre Hikoboshi, que vivía al otro lado del Amanogawa, y estaba dedicado por entero a su trabajo. El amor los atravesó apenas se vieron y luego contrajeron matrimonio. El amor que se profesaban era tan grande, que solo se concentraron en atenderse uno al otro y hacerse compañía, descuidando así sus labores. Orihimi abandonó los tejidos que hacía para Tentei, dejando a los dioses del cielo sin vestidos. Hikoboshi, por su parte, descuidó su rebaño y ocasionó que las estrellas se regaran por el cielo, ocasionando destrozos por donde pasaban.
¿Conoces a los amantes cruzados por las estrellas?
Tentei enfureció por este descuido de ambos, por lo que los castigó separándolos, poniendo a cada uno de un lado opuesto del Amanogawa, y les prohibió que volvieran a verse. Orihime entró en un estado de profunda tristeza y suplicó a su padre que la perdonara y que le permitiera volver a ver a su amado. Tentei se conmovió y les permitió reunirse una vez al año en el séptimo día del séptimo mes, con la condición de que ella trabajara con esmero y tuviese listo su trabajo para entonces.
Cuando llegó el día del esperado encuentro, los amantes se dieron cuenta de que no podían cruzar el Amanogawa, porque no había puente que les permitiera cruzarlo. Orihime lloró profusamente hasta que una bandada de urracas vino en su auxilio y se juntaron para crear un puente que permitiera a los amantes reunirse.
«Sinastrías de almas para los enamorados»
De esta manera, durante un solo día al año se produce el encuentro de los amantes, siempre y cuando las condiciones del tiempo lo permitan. Si ese día no se pueden juntar por el clima, se dice que la lluvia que cae son las lágrimas de Orihime que se derraman por la tristeza de no poder estar junto a su amor.
Esta leyenda dio lugar al festival de Tanabata o Festival de las Estrellas, en el cual se acostumbra a escribir en un papel de cinco colores diferentes, llamados tanzaku, un deseo y luego colgarlo en los árboles, preferiblemente de bambú. Luego los árboles y los tanzaku se queman o se lanzan al mar para que floten.
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