Están en cualquier lugar, tanto da— escuchando juntos el concierto de una banda. O mejor dicho, él escucha el concierto de la banda… y ella bosqueja la escena en colores claros. ¿No suena romántico, encantador, bello, armonioso? Sería todo esto si no fuera por un pequeño detalle. Allí no hay ninguna banda. El concierto que él escucha se desarrolla dentro de su cabeza. Por tanto, cuando empieza a agitar los brazos al compás de la percusión, a balancear la cabeza al son de los violines, a seguir el ritmo con los pies y a tararear la melodía, todo al mismo tiempo… bueno, a ella le parece que es un poco raro. Para ser absolutamente francos, ella piensa que está loco de atar. Pero como es una capricorniana, con los modales refinados que corresponden a las alumnas de una escuela aristocrática (haya concurrido a ésta o no), se ruborizará un poco, se concentrará aún más en su dibujo, y simulará que no lo nota. Sólo se pondrá nerviosa si él la invita a cantar a coro o si le pregunta qué opina del tambor. No es tan fácil ofuscar a un capricorniano. Se necesita algo descomunal. El hombre Acuario puede ser muy bien así de descomunal. Su rareza puede ser gigantesca, sobre todo cuando se la ve a través de los ojos circunspectos y serenos de la naturaleza sosegada y la pauta de conducta decorosa de la chica capricorniana. Comprendo que alguien podría recordarme que en mi primer libro Sun Signs (Los signos del Zodiaco y su carácter) escribí que ésta es la única chica que puede mirar a un sapo repulsivo y adivinar que se trata en realidad de un príncipe disfrazado… o algo por el estilo. Así que debo confesar que si puede alimentar este tipo de amor y de fe, supongo que también puede decidir que quizá hay alguna manera de rescatar a este hombre y transformarlo en un ser más parecido al modelo de pareja y padre en el que ella juzga que vale la pena invertir tiempo y trabajo.
Suponiendo que él tenga un acopio suficiente de otras virtudes concretas, ella incluso podría capitular y fingir que oye el tambor… y cantar a coro con él, para dejarlo temporalmente satisfecho. Sólo hasta que tenga la oportunidad de cambiarlo y de señalarle afablemente que ella entiende sus excentricidades, pero que la preocupa lo que piensan los demás. Quiero decir: hay que conservar una imagen respetable delante de los extraños. Todos, sencillamente todos, saben que es importante ser respetado… ¿y quién puede respetar a un pájaro loco? Es posible amarlo, sí, pero… ¿y respetarlo? Está equivocada. Tremendamente equivocada. A este hombre le importa un rábano que lo respeten. Entiendan bien, no tiene nada en contra de ello, pero tampoco le importa. Y ésta será, de cuando en cuando, una piedra de la discordia que pesará bastante sobre ellos. El hombre Acuario es muy individualista, y sustenta algunas opiniones e ideas realmente extravagantes. La capricorniana también puede ser muy individualista, y sustentar algunas opiniones e ideas realmente extravagantes. La diferencia consiste en que ella se las reserva, para evitar el ridículo y los juicios implacables de los demás, en tanto que él no tiene escrúpulos en divulgar su excentricidad. Como los dos tienen sus pequeñas peculiaridades, pueden establecer una relación de empatía mutua. Lo que produce la tensión es la manera de manipularlas. El mundo de ella, a diferencia del de él, no es ficticio. Es un lugar realista, purificado por entornos pacíficos y prácticos, refinado a veces por el arte (muchos capricornianos tienen inclinaciones artísticas), poblado de cachorrillos, por sueños de cocinas calientes, de familias que entonan villancicos juntas, quizá de un manzano del que cuelga un buen columpio sobre el cual ella podrá remontarse sólo lo justo para alcanzar un éxito modesto mediante el trabajo afanoso. Los anhelos de Capricornio nunca se exceden de lo merecido.
El mundo de su Aguador puede ser tanto inventivo como inventado, irreal… y estará atestado de súbitos atajos para llegar a magníficas cascadas: un lugar donde puede suceder, y generalmente sucede, lo insólito, poblado por toda clase de personajes de todas las formas y dimensiones. Éste es un hombre con amigos de idiosincrasia y talante muy diversos, que entrarán y saldrán tanto de su mundo de ensueño como del mundo real… entre narcisos, dinosaurios. Ella tendrá que simpatizar con los amigos de él. Ésta es una obligación ineludible para una mujer enamorada de un hombre Acuario. Éste experimenta por ellos una lealtad y una devoción sobrehumanas, y también deberán recordar que es capaz de llamar «amigo» a un portero con el que trató una sola vez. Los Acuario le otorgan a esta palabra un sentido muy amplio. A veces, el Aguador incluso se distraerá y presentará a su esposa como «mi buena amiga»… Como las chicas capricornianas son, por regla general, esposas calladas y discretas, que no se muestran excesivamente entrometidas, curiosas o exigentes, es fácil entender por qué atraen al hombre regido por Urano. Mientras no sea tan callada, discreta y poco exigente como para que él olvide su presencia. Los hombres Acuario tienen fama de haber procedido así, ¿saben?… quiero decir de olvidar totalmente que están casados, y entonces es necesario recordárselo de cuando en cuando. Habitualmente el problema no consiste en que sean infieles, sino en que se quedan pasmados al descubrir que han tenido un momento de debilidad y han formulado una promesa eterna. Este hombre, lo advierto de antemano, tiene la obsesión de las promesas. No a favor de ellas, sino en contra. Esto se debe a la extraña mezcla de integridad de Urano. Piensa que es incorrecto y ridículo decir algo cuando no estás seguro de que dentro de una semana, un mes o un año seguirás pensando lo mismo. Nadie puede tener la certeza de que no cambiará (menos aún los Acuario, que cambian constantemente), ¿así que por qué engañar a los demás? La mayoría de las personas nacidas bajo este signo no soportan que las acusen de violar un juramento o de traicionar a un amigo, así que se las apañan lo mejor que pueden sin contraer lo que para ellas puede ser un compromiso falso. ¿Quién sabe lo que sentirá mañana respecto de lo que dijo ayer? No un Acuario, por cierto. Esto no significa que no haya muchos hombres Acuario que cumplen sus votos matrimoniales y pasan toda la vida junto a una misma mujer. Los hay. Algunos de ellos están profundamente enamorados, pero incluso aquellos que no lo están se resisten a pedir el divorcio. Rara vez el problema con que se enfrenta la esposa de un Acuario consiste en «otra mujer». No en el sentido consagrado del término.
Las mujeres le interesan a este hombre por una razón que a él le parece muy válida: componen aproximadamente la mitad del género humano, y a Acuario le interesan muchísimo los diversos problemas del género humano. Es posible que al principio pase por alto el hecho de que las mujeres son miembros del sexo opuesto, con un atractivo magnético sobre los hombres (esa historia de los pájaros y las abejas). Él no es indiferente al sexo, pero éste reviste una importancia secundaria… secundaria en relación con sus fantasías, con sus sueños obsesivos, sus visiones, su introspección, su vocación por su trabajo o carrera… y siempre y eternamente, en relación con sus Amigos. He empleado la mayúscula deliberadamente. Sin embargo, si esta mujer hace aunque sólo sea un esfuerzo mediocre por amar a este hombre, en la mayoría de los casos (no en todos, pero sí en la mayoría), tendrá como recompensa un amante fiel, que le suministrará mucha variedad, interés, fascinación, sorpresas inesperadas y excitación. La mujer capricorniana debería hacer más que un esfuerzo mediocre, porque esta chica se ha guiado, desde su infancia, por el precepto de que cuando vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo bien. Curiosamente (pensándolo mejor, quizá no es tan curioso), el hombre Acuario despierta a menudo en esta mujer unos celos irrazonables, aun cuando se trate de una chica Cabra normalmente serena y plácida. Como puede sentirse atraído desde el punto de vista intelectual por un extraño, a primera vista, y más aún en un primer encuentro, es posible que trate a dicho extraño como si fuera un amigo íntimo. Si el extraño es una extraña, es posible que su esposa capricorniana, o lo que sea, no se dé cuenta de que probablemente esta relación carece de toda importancia. Ella deberá recordar que este hombre tiende a divorciar el amor de la pasión física, y por tanto puede «amar» a sus amigos y amigas, al mismo tiempo que sólo comparte con ella la unión sexual.
En realidad, la capricorniana se halla mejor pertrechada que las mujeres de otros signos solares para tolerar esto. Aun así, la situación puede ser engorrosa. Ella deberá recordar que una vez que él se le haya entregado totalmente en el plano físico, no verá ninguna razón para no poder seguir teniendo cálidas relaciones intelectuales con otras mujeres. Una mujer ariana o Leo estaría en condiciones de enumerarle muchas razones por las que no debería ni podría… después de devolverle su sortija de amistad (o de arrojársela a la cara), pero la mujer regida por Saturno puede entenderlo, si se esfuerza a medias. El aspecto físico de su relación puede ser cambiante e imprevisible. Cuando se trata de Acuario, todo es cambiante e imprevisible. Su actitud respecto del sexo puede oscilar entre la curiosidad vehemente y la aceptación desapegada. La de ella puede oscilar entre una conciencia del apareamiento como deber de amor —esperado, y por tanto cumplido— y un profundo y sano disfrute de su intimidad, sin falso recato ni fingimiento. Es poco probable que cualquiera de ellos dos subestime o sobrestime el sexo. Ambos tienden a aceptarlo como es, ni más ni menos, y son capaces de experimentarlo sin excesiva pasión ni tormentas emocionales, aunque algunos hombres Acuario aportan al acto amoroso un aire de irrealidad soñadora, y al coqueteo y los juegos preliminares un aire de titilante suspenso. Y algunas mujeres capricornianas se ruborizan durante toda la vida, con una intensificación de sus palpitaciones, ante el tema de la sexualidad. Es posible que él divague un poco en el área del amor físico, que a ella le resultará desconcertante, e incluso turbadora, pero si estos dos están emocional y mentalmente enamorados, podrán superar cualquier problema menor de acomodamiento sexual.
Si uno de ellos tiene la Luna en un aspecto armonioso con el Sol del otro, su unión física será más que satisfactoria. Con un aspecto de cuadratura u oposición entre el Sol y la Luna respectivos, la satisfacción puede ser esquiva. En ambos casos, es posible que sus almas no experimenten un apetito desmedido, como el que describen los poetas. Frecuentemente el instinto sexual de las chicas capricornianas se desarrolla con mucha lentitud, y lo mismo ocurre con el de muchos hombres Acuario, aunque no todos… de manera que cuanto más tarde se casan, tantas más posibilidades de éxito tienen. Es posible que la piedra de la discordia sea la exagerada devoción de ella por su familia, o la negativa de él a cooperar con ella a la hora de salvar las apariencias delante de vecinos y parientes. Pero deberán concentrarse en sus respectivas virtudes y olvidar sus pequeños engorros y diferencias. La mujer capricorniana puede ser sorprendentemente afectuosa, emocionalmente equilibrada y leal… con un fuerte sentido de la responsabilidad moral. Casi nunca hará algo que pueda causarle a él dolor o bochorno. Esto vale para todas, menos para la rara Cabra de corazón frío, que yerra el camino en la infancia y que carece de sensibilidad para el amor romántico, en tanto que acepta el amor sexual con tanta impasibilidad como si se tratara de un apretón de manos. Pero suponemos que la Cabra o el Aguador lee esta sección para entender mejor, y no entra en esa infortunada categoría. En cuanto a las virtudes del amante Acuario, ningún hombre puede salvaguardar el estímulo intelectual durante tanto tiempo como él… y el amor empieza en la mente. Corrección: Empieza en la mente de quienes han nacido en el elemento Aire, como Acuario. Para quienes nacen en el elemento Tierra, como Capricornio, el amor empieza por la seguridad emocional. Este hombre tiene un pequeño déficit de fiabilidad y seguridad emocional. Pero si su compañera es suficientemente tolerante y paciente, puede aprender.
La chica capricorniana que es capaz de ver un príncipe apuesto cuando mira una fea rana, está en condiciones de corregir este defecto. A él le gustaría descubrir un mundo donde las hojas nunca caen… y el Sol nunca se pone. Ella está segura de que semejante mundo no existe. Si pretenden alcanzar la felicidad juntos, ella deberá colaborar igualmente en la búsqueda. ¿Y quién sabe? Quizás él le dará una sorpresa y lo encontrará… si ella abre los ojos, le quita los cerrojos al corazón, y elimina de su vocabulario la palabra «imposible»… como él lo hizo la primera vez que la oyó.
Adaptación de Linda Goodman
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