Mujer SAGITARIO Hombre SAGITARIO

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Si consideramos todos los factores, como por ejemplo su circunspección, sus naturalezas inquisitivas, su sinceridad y sus personalidades independientes, y si consideramos sobre todo el hecho de que sobre este hombre y esta mujer influye el elemento Fuego, y también que ambos recibieron al nacer la impronta de un signo solar masculino, y que sus palabras y sus actos están regidos asimismo por un planeta masculino (Júpiter), se infiere que su relación nunca será monótona. Fuego por partida doble. Masculinos por partida doble. Y en último lugar, pero no porque sea menos importante, mutables por partida doble. Lo que significa que ambos son marcadamente propensos a practicar con frecuencia el arte verbal de la comunicación. Les gustará hacer juegos de palabras entre los dos, fundados casi siempre en el deseo de averiguar cuál de los dos conducirá los elefantes en el desfile del circo, y cuál de los dos marchará a la zaga con una escoba y un recogedor (muy grande), barriendo los excrementos de los paquidermos. ¿Les parece que esta inofensiva alegoría es de mal gusto? En ese caso, lo siento, pero al fin y al cabo no escribo este capítulo para los Virgo, los Libra, los capricornianos y otros de la misma índole. Lo escribo para los hombres y mujeres Sagitario, y ningún Arquero reaccionará con fastidio ante la sola mención de los excrementos de los paquidermos. No si son Centauros típicos. Sagitario es aún más invulnerable, si cabe, que Acuario (el Aguador de los elefantes). En verdad, tengo una amiga Sagitario, una joven Arquera, cuya exclamación favorita y más frecuente, cuando está irritada o colérica, es: «¡Oh, cállate, y que te lluevan ofrendas de vaca sobre la cabeza!». (A veces la cambia por: «Oh, cállate, y que te lluevan tortas de vaca sobre la cabeza», según su estado de ánimo.)

El Arquero y la Arquera se turnarán para someterse el uno al otro a pruebas de detección de mentiras, sin la ayuda de un aparato. ¿Quién necesita un «aparato detector de reacciones galvánicas dérmicas»? La reacción galvánica gigantesca de Júpiter es indicio suficiente. También les gusta ponerse a prueba, recíprocamente, con chistes y charadas, para verificar cuáles son sus respectivas posiciones morales, éticas, filosóficas e intelectuales en un momento dado.

ELLA: Muy bien, a ver si puedes resolver este acertijo. Un hombre viajaba en auto, con su hijo. Sufrieron un accidente y el padre murió instantáneamente. Al chico lo llevaron a la sala de emergencias de un hospital, donde resolvieron que había que operarlo inmediatamente para salvarle la vida. Lo prepararon rápidamente para la operación, pero el cirujano de guardia entró en la sala, miró al paciente, y exclamó: «¡No puedo operar a este chico! ¡Es mi hijo!».

ÉL: Es muy sencillo. El chico era un hijo adoptivo, y el hombre que había muerto en el auto era su padre adoptivo. El cirujano era el padre verdadero. ¿Correcto?

ELLA: Incorrecto. Adivina de nuevo, cariño. Chico, mira que eres tonto.

ÉL: Espera, ¡ya lo tengo! Confundieron al chico con otro de su misma edad y contextura, al que habían ingresado en la sala de emergencias simultáneamente, y el segundo paciente era en verdad el hijo del cirujano.

ELLA: Puedes darte por vencido. Nunca lo adivinarás. El cirujano era la madre del chico, machista. ¿No se te ocurrió pensar que las mujeres tienen la inteligencia suficiente como para ser cirujanos, verdad? Crees que todas las mujeres tienen cerebro de mosquito.Quiero divorciarme.

ÉL: Es posible que no todas las mujeres tengan cerebro de mosquito, pero ciertamente a veces te comportas como si tú lo tuvieras. En primer lugar, ese es un acertijo morboso. En segundo lugar, pensaba que a ti no te caen simpáticos los cirujanos ni la cirugía. Hablas constantemente de eso. Además, si te hubieras quedado callada lo habría adivinado. ¿Quién puede reflexionar mientras tú te desgañitas sin parar? Ahora que lo mencionas, me parece que el divorcio no es una mala idea.

ELLA: ¿Así que crees que yo me desgañito sin parar? ¡Ja! Qué gracioso, viniendo de ti. Y no era un acertijo morboso. Era una situación imaginaria, de modo que no tenía nada de negativo. En cuanto al hecho de que no me cae simpática la cirugía, lo único que dije es que más o menos el noventa por ciento de las operaciones no son realmente necesarias. No por ello dejo de comprender que hay determinadas emergencias humanas, como las fracturas de huesos, las perforaciones de apéndice, y otras crisis análogas, que requieren una intervención quirúrgica experta. Sólo soy enemiga de los cirujanos sádicos, que disfrutan inconscientemente cuando acuchillan a la gente… y de aquellos otros que pagan sus autos y casas de lujo con los suculentos honorarios que cobran por extirpar apéndices, amígdalas, matrices e incluso mamas, en gran escala y sin necesidad. Sé muy bien que nuestro médico de cabecera es un hombre inteligente, sensible y comprensivo. El problema consiste en que nunca me escuchas… siempre me interrumpes. Es imposible convivir contigo desde que empezaste a perder el pelo.

ÉL: ¿De veras? Bueno, tampoco es muy divertido vivir contigo desde que empezaste a engordar el año pasado.

ELLA: ¡Esto colma la medida! Te doy veinticuatro horas para recoger tus ropas e irte de aquí. Y llévate tu perro contigo.

ÉL: Es al revés. Tú eres la que tienes veinticuatro horas para recoger tus cosas e irte de aquí. El que paga el alquiler de esta tienda de campaña soy yo, no tú. Y cuando te vayas, puedes llevarte tu perro contigo. (Como son Sagitario, cada uno tiene un perro… y quizá también un caballo.)

Nota para los lectores de otros signos solares: No se alarmen. Estos dos fogosos amantes se besaron y se reconciliaron pocas horas más tarde, mientras ambos estaban preparando sus maletas (los dos habían decidido que era más humillante quedarse que irse). El la abrazó impulsivamente, reconoció que no era gorda, le dijo que antes había sido demasiado delgada, que los pocos kilos adicionales con que había abultado sus caderas eran cautivantes y que él sólo la había estado hostigando. (Casi volvió a meterse en aprietos cuando mencionó sus caderas, pero consiguió salirse con la suya.) Ella le acarició afectuosamente el pelo, le dijo que sólo lo estaba perdiendo en su imaginación, y que incluso si lo perdía sería aún más atractivo. (Él la abrazó con más fuerza.)

A menudo, los Sagitario sólo consiguen empeorar las cosas cuando tratan de enmendarlas, porque vuelven a meter torpemente la pata, peor que antes, en su afán de restaurar la alegría y la dicha, comportándose como cachorros —o potrillos— exasperantes pero adorables. Ambos deberán vigilar la tendencia a exagerar ligeramente, de cuando en cuando. Júpiter es el planeta de la expansión, y a veces su influencia anima a los Sagitario a magnificarlo todo, atribuyendo a las cosas una dimensión un poco mayor

que las que les corresponde en la vida real. Los otros dos signos solares propensos a incurrir en pequeñas exageraciones son Leo y Géminis (por razones marcadamente distintas), pero Sagitario les lleva mucha ventaja en este contexto. Si el o la Sagitario tiene un signo lunar o ascendente Leo o Géminis, las cosas se abultarán un poco en el curso de la narración. De lo contrario, los Arqueros casi siempre controlarán este instinto, aunque circunstancialmente deberán afrontar esta prueba que les impone su planeta regente, Júpiter, y que rara vez se menciona. La han silenciado durante demasiado tiempo y ésta es la razón por la que la evoco, por su propio bien. Escuchen, ustedes dos, si tienen la obsesión de decir la verdad, ¿no creen que deberían estar alertas para que Júpiter no los tiente a decir un poco más que la verdad? Verán, ésta es la prueba astrológica que mide el mérito de su signo solar específico (cada signo solar tiene la suya), la prueba que determina si permitirán que la exageración deforme los poderosos instintos que los inducen a ser veraces e íntegros. Les daré una pista. La tentación siempre asume la forma de un deseo egoísta de ganar una discusión a cualquier precio. No ganen a costa de su integridad. Estos dos no harán nada débilmente o a medias. Su doble vibración masculina, encauzada a través de la audaz esencia de Sagitario, tan aficionada a los desafíos, desembocará necesariamente en una estrecha relación preñada de elementos buenos y malos… de diversión y discusión, excitación y cólera, emociones y risas y lágrimas y derrotas y victorias.

Semejante a un gigantesco tapiz multicolor bordado con ricas experiencias. Hablando de emociones (y revolcones), la Arquera puede prever que este hombre, si es un Centauro típico, será aficionado a correr riesgos. A menudo, cuanto más peligrosos sean, más lo complacerán. Probablemente disfrutará con igual deleite de los deportes, ya sea como participante o como espectador y es muy posible que a ella le suceda lo mismo. A veces la vibración de Júpiter es tan poderosa que domina a casi todas las otras influencias del horóscopo, e incluso eclipsa circunstancialmente a otros signos solares, durante breves lapsos. Les daré un ejemplo. Quizá no probará nada acerca del Arquero específico de la lectora, pero los ejemplos sirven para explicar las cosas, no para probarlas. Por lo menos, le suministrará más que una vislumbre de la naturaleza temeraria de su hombre, por si él se la ha estado ocultando. Será mejor que la Arquera también se prepare para ser el objeto de algunas parecidas travesuras maliciosas de su amante Sagitario, y será prudente que salvaguarde, intacto, su sentido del humor y de los juegos. A menos que uno de ellos o los dos tengan la Luna o ascendente en un elemento de Agua o Tierra a la hora de nacer, este hombre y esta mujer no serán lo que se dice cautos con el dinero. Lo gastarán, lo invertirán, lo prestarán y lo jugarán alegremente. Con la misma alegría con que lo ganan, porque es raro el Arquero, hombre o mujer, que persevera en un empleo o una profesión que le resulta desagradable. Estos individuos se apresuran a abandonar la ocupación monótona para sustituirla por otra estimulante. Unas veces, la dejan indignados por una injusticia, otras porque los han agraviado… o porque (esto es lo más probable) ellos han insultado a su jefe. Sagitario no mide las palabras. Sin embargo, no se sentirá excesivamente alterado por un lapso pasajero de desempleo, ni se preocupará demasiado por el riesgo de cambiar de carrera. Los hombres y las mujeres Sagitario son optimistas respecto del futuro y pocas veces se angustian, previendo una jornada lluviosa. Simbólicamente, Sagitario espera un día soleado, y casi siempre lo obtiene.

Como estos dos vibran al son del elemento Fuego, probablemente tendrán que hacer pocos ajustes para lograr la satisfacción sexual. A menos que exista un aspecto negativo entre el Sol de él y la Luna de ella (o viceversa), en razón del cual podrían surgir algunas discrepancias que los obligarían a transigir en sus actitudes sexuales, Sagitario y Sagitario se arrojarán confiadamente el uno en brazos del otro, sin temor al rechazo ni al desengaño. Experimentarán una familiaridad instintiva en sus contactos, una comprensión mutua de sus respectivos deseos que no necesita expresarse en palabras. Los grandes abrazos de oso, la risa y las batallas con almohadas forman parte a menudo del ritual amoroso entre dos Centauros juguetones. Su pasión es cálida y espontáneamente alegre y, de alguna manera, se sienten «como en casa» el uno en brazos del otro. Tal vez su mayor problema sexual será el de los celos, el dolor o la cólera que experimentarán cuando uno de ellos hable de un viejo amorío que el otro teme que pueda reavivarse en el futuro. Ambos necesitan y reclaman libertad como individuos, pero no están dispuestos a retribuir el favor. (Esto se llama egoísmo.) Normalmente, Sagitario no es un signo exageradamente celoso, pero cuando dos Arqueros se juntan, y empiezan a formular preguntas francas y a recibir respuestas igualmente sinceras, si permiten que la indagación llegue demasiado lejos las discusiones consiguientes podrían producirle una convulsión de celos incluso a una estatua de piedra. Es posible que al principio entablen discusiones religiosas, pero con un poco de cautela éstas podrían ayudarlos a comprender un poco mejor el sentido de la vida, y a acercarse gradualmente el uno al otro. Ninguno de los dos soportará quedarse atrás mientras el otro sale en busca de aventuras. Y por tanto, deberán organizarse para hacerlo todo juntos, cuando sea posible… e incluso cuando sea imposible. Las vacaciones separadas no reforzarán la estabilidad de su relación, sobre todo si uno o ambos tienen la Luna o el ascendente en un signo de Aire, y podrían desembocar muy bien en un final imprevisto, cuando uno de los dos, o ambos, olviden volver.

Como pareja, pueden estar seguros de que su intimidad se consolidará con el transcurso de los años. Pero si se arriesgaran a formar uno de esos «matrimonios abiertos», ésta podría ser una de las raras ocasiones en que pierden la partida. El viajar juntos a alguna parte es y será siempre y definitivamente un poderoso sortilegio para esta pareja… aunque sólo pasen una noche fuera, compartiendo un saco de dormir, en la espesura de un bosque de pinos, cerca de ríos fríos y transparentes… donde el viento huele bien y las estrellas refulgen en el cielo. O pueden ir a algún lugar remoto, irreal, como Siam o Escocia. (Escocia es irreal si no has estado nunca allí. Cualquier lugar es irreal si no lo has visitado nunca… incluso Brooklyn.) Los intervalos regulares de desplazamiento, de búsqueda… de carrera en pos de las golondrinas, y de despertar al amanecer con el cielo veteado de coral sobre una extraña calle adoquinada… he aquí un estilo de vida necesario para dos amantes o consortes Sagitario. Y si el patrón no acepta unas vacaciones por partida doble, cuando las alas se agitan insistentemente, les bastará con dar el preaviso y renunciar. Que no se preocupen. Cuando regresen, la suerte de Júpiter les dejará caer sobre las rodillas precisamente el nuevo empleo o carrera ideal. ¿Quieren apostar?

Adaptación de Linda Goodman

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