Antes de poder analizar provechosamente una asociación de la configuración de signos solares 1-1, es necesario sopesar y estudiar cuidadosamente las cualidades singulares del signo solar mismo, porque la influencia 1-1 intensifica sumamente todo lo que hay de positivo y negativo en su carácter y personalidad. Esta asociación específica de vibraciones 1-1 necesita dicho estudio previo más que cualquier otra, porque estos dos seres mutables tienen un extraordinario potencial intrínseco para comunicar mensajes de paz o conflicto a un mundo atribulado. Nada podría tener una importancia más vital que el saber cuál de estos dos mensajes comunican. Así que ésta será una lección de astrología sincera y vívida del estilo Sagitario. Detrás de los párrafos siguientes se oculta una intención concreta, así que no deberán juzgar mis comentarios hasta el final de la lección de astrología. Utilizaremos una clave. Cuando lean la palabra «Rumpelstiltskin» habrá concluido la lección, y no antes. Entre tanto, procuren estar alertas y ser objetivos, cualquiera sea su signo solar. Si no son Sagitario, teóricamente no deberían estar leyendo este capítulo, de todas maneras. La lección de astrología referida a Júpiter podría ser demasiado contundente para el resto de ustedes, aunque los Arqueros aguardan, desean y exigen la verdad, por muy contundente que sea. Como son muy versátiles y tienen múltiples talentos, los Sagitario se enrolan en ocupaciones muy diversas, en busca de la verdad y del conocimiento de sí mismos. Incluso cuando la astrología intenta condensar sus vocaciones profesionales más frecuentes y predilectas, la lista es extensa. Muchos hombres y mujeres Sagitario se sienten atraídos por las artes, los deportes, la enseñanza, el mercado de valores, la religión, el teatro, las leyes y la medicina, los medios de publicidad, la actividad editorial y la política.
Ésta es una circunstancia muy afortunada, porque a todas estas especialidades y profesiones las beneficiaría la presencia del mayor número posible de dobles equipos de Arqueros, que aportarían la luz de la honestidad y las denuncias de Sagitario. Actualmente, están recargadas de corrupción, atestadas de elementos criminales y totalmente desprovistas de ética, excepto en unos raros casos invalorables. ¿La política? Ésta sí que es un área que necesita urgentemente una dosis de la sinceridad de Sagitario, un área que estaría mucho más envilecida de lo que ya está si no fuera porque la influencia de Júpiter lucha constantemente por limpiarla y purificarla. Hay tan pocos políticos y funcionarios electos honestos, que se los podría contar con los dedos de una mano, sin usar el pulgar y el anular… y muchos de ellos tienen el Sol, la Luna o el ascendente en Sagitario. Por supuesto, ni siquiera todos los médicos, abogados, políticos, comerciantes, jefes indios y monjes franciscanos Sagitario son perfectos. Los Arqueros cometen errores, como el resto de nosotros, y cuando los cometen generalmente son colosales (es la expansión de Júpiter). Pero Sagitario nunca es consciente o deliberadamente hipócrita, y en ello reside la diferencia capital. En cuanto a la religión organizada, cuyos regentes astrológicos son Sagitario y Júpiter (Escorpión rige el misterio religioso, y Piscis el misticismo religioso), estaría mucho más pervertida de lo que está ahora si no fuese por la periódica influencia benigna y benévola de los Arqueros honestos e idealistas. Sin embargo, a pesar de estos auténticos santos, todas las iglesias y religiones, desafortunadamente sin excepción, trafican con alguna forma de hipocresía y de dictadura moral.
Agradezcamos al cielo que los Centauros se agrupen y que todos los hombres y mujeres regidos por Júpiter se sientan fascinados por la religión. Si tomamos en consideración los cambios del calendario juliano al gregoriano, la leyenda alega que Giovanni Francesco Bernardone —Francisco de Asís– nació a mediados de diciembre de 1182, lo cual también lo convierte en un signo solar Sagitario, un Arquero que horrorizó a la hipócrita jerarquía romana cuando pinchó con los alfileres de la verdad los globos de sus pomposas afectaciones. Pax et Bonum! Pero a pesar de que están agraciadas con una meritoria dotación de Arqueros guardianes de la integridad, las mayores religiones del mundo continúan sepultando su cabeza colectiva en las arenas del silencio, como otros tantos necios avestruces, convencidas de que sus cruentas historias documentadas de discriminación, persecución y asesinato son invisibles. Se niegan a practicar lo que predican, y niegan arrogantemente su culpabilidad. Tampoco se sienten obligadas a confesar sus propios pecados pasados ni a disculparse por éstos, dando muestras de la dulce virtud de la humildad que ellas mismas alaban como un elemento indispensable para la salvación. Quizá no debería sorprendernos, entonces, que tantos jóvenes opten por convertirse en «nuevos cristianos» a través de organizaciones de peregrinos indudablemente bienintencionados pero equivocados (a su vez sutilmente fanáticos y prejuiciosos, hasta el punto de que no reconocerían al manso Nazareno si lo tuvieran delante de las narices)… o se hayan sentido obligados a abrazar, en un arranque de desesperación intelectual y espiritual, una cínica mezcla de agnosticismo y ateísmo. Tampoco es extraño que se multipliquen los cultos satánicos y los cenáculos de brujas. Rumpelstiltskin. Aquí termina la franca y vívida lección de astrología. No todas las observaciones precedentes reflejan mis ideas personales. Muchas de ellas sí las reflejan, categóricamente, y otras no.
Esta ha sido sencillamente una demostración astrológica de la disertación desprovista de eufemismos que puede aflorar cuando la veracidad dolorosa y absoluta de Sagitario, azuzada por el expansivo Júpiter (y duplicada cuando se juntan dos Sagitario) se encauza. Dos Arqueros, que se disparan recíprocamente puntiagudas flechas de veracidad, pueden inflamar hogueras voraces. Pero si uno de ellos tiene un signo lunar o ascendente Aries, que suma la rápida y segura penetración de Marte a la franqueza de Júpiter, la atmósfera se despejará ciertamente de todo atisbo de equívoco, engaño y desvarío… ¡cuando menos! Si uno (o una) de los dos Sagitario implicados en esta asociación 1-1 tiene esta fuerte influencia ariana en su horóscopo, convendrá que el otro tenga una influencia de Capricornio o Piscis en el suyo. Esto sumaría el peso cautelar de Saturno, y la influencia sosegante y compasiva de Neptuno, al juicio definitivo. En verdad, un Sagitario con un signo lunar o ascendente Aries tal vez necesitará también la influencia atemperante de un amigo, pariente o consorte Sagitario con algunas posiciones planetarias Libra y Acuario en la carta natal, para que le aporten, respectivamente, equidad y tolerancia. De lo contrario esas hogueras voraces podrían transformarse en una conflagración de magnitud terrorífica… como testimonio de la posibilidad de que la honestidad de Júpiter genere más problemas que los que soluciona y de que dos Arqueros comuniquen al mundo —y se comuniquen a sí mismos— un mensaje de conflicto y no de paz. Una cosa es explicar a los grupos religiosos, a los traficantes de pornografía o inmundicia, y a los políticos, que su comportamiento es errado, y otra es hervirlos en aceite o quemarlos en la pira, lo cual difícilmente los enmendará. En el plano personal, las agresiones feroces de un Sagitario contra otro no crearán una atmósfera de armonía entre ellos. Sólo servirán para aplazar los milagros de esclarecimiento que dos Arqueros son capaces de obrar cuando marchan unidos en pos de una meta común.
El verdadero propósito de la lección de astrología dictada aquí consiste en inculcar a todos los equipos formados por dos Sagitario la conciencia de su responsabilidad. Ellos, como los Aguadores de Acuario, tienen una misión predestinada. Ahora que hemos agotado los peligros de un exceso de imprudencia y de franqueza indisciplinada en la comunicación entre un par de Centauros, hay que subrayar, con idéntica sinceridad, que los Sagitario, como grupo, son gente de buen carácter. Las Arqueras son cordiales y alegres, los hombres son veraces y optimistas, los niños tienen una plétora de brío y vigor… y todos brincan mucho. Los Sagitario exhiben una flexibilidad inconfundible al andar. Algunos de ellos nos traen realmente reminiscencias de un balón de caucho. A veces, nos recuerdan a un caballo de carrera por la forma en que galopan por ahí, con la cabeza orgullosamente erguida, saltando las vallas de las restricciones y los tabúes de la sociedad. Todos los Arqueros tienen una postura y movimientos llamativamente garbosos, y sin embargo parecen incapaces de evitar los torpes traspiés físicos y verbales. Indudablemente esto es producto del síndrome del Centauro, propio de todo Sagitario. Un cuerpo simbólico, con un ser humano en la parte anterior, y un caballo en la posterior, que intenta conservar el equilibrio durante el tiempo necesario para armar un arco, y disparar una flecha rectamente, puede ser desmañado. Estoy segura de que si intentaran hacerlo ustedes, comprenderían el problema. Pero Sagitario es uno de los desconcertantes signos de dualidad, y por tanto siempre hay algo contradictorio en su naturaleza. Así que no sabemos realmente qué clase de pareja analizamos. Algunos Arqueros son vivarachos y juguetones. Otros son serios y estudiosos. Algunos son circunspectos y cavilosos, casi tan sabihondos como los capricornianos. Sin embargo, la mayoría de los Sagitario son individuos que viven confiando en su buena suerte, a los que les encanta hacer bromas pesadas, y que no saben lo que son las preocupaciones o los temores. Para ellos la vida es un enorme juego de azar o una partida de dados.
Como es fácil de imaginar, entonces, cuando un par de Arqueros confluyen en esta asociación 1-1, el resultado depende mucho del tipo de Sagitario del que se trata. Hay algo de lo que pueden estar seguros (y ellos también pueden estarlo): a todos los Sagitario, dejando de lado su dualidad, les rebosan la benevolencia y las buenas intenciones. Es posible que de cuando en cuando tengan un berrinche y pronuncien algunas frases muy crueles. Pero aun cuando se destrocen verbalmente con observaciones informales o con acusaciones certeramente asestadas, nunca obran movidos por la maldad. Se limitan a llamar las cosas por su nombre. La norma de conducta de Júpiter, ya se trate de los Arqueros briosos o de los muy escasos circunspectos e introvertidos, es la siguiente: primeramente buscar la verdad, después identificarla, y por fin sentirse obligados a proclamarla valerosamente. También es habitual que intenten coger la sortija de bronce y que en el curso de esa operación se caigan del caballo, mientras piden a las estrellas errantes que les den buena suerte, y cruzan los dedos de las manos y los pies para reforzar dicha petición. Todo Sagitario es un idealista y un jugador, más o menos en proporciones iguales. A estas personas les gusta cantar y dibujar y bailar… jugar y correr riesgos. También les gusta leer, estudiar, observar, aprender, enseñar y viajar. Cuando dos de ellas se consagran a desarrollar juntas todas estas actividades (o aunque sólo sea algunas), la vida nunca les resulta aburrida. Quizá sea extenuante, pero jamás podría ser aburrida. Como les sucede a todos los individuos de la vibración de signos solares 1-1, cualesquiera que sean los conflictos periódicos entre Sagitario y Sagitario, generalmente continúan siendo amigos, en razón de una simpatía básica. Casi nunca se convierten en enemigos, ni siquiera después de haber intercambiado palabras acaloradas y de haber atacado reiteradamente sus respectivos puntos más sensibles. La clemencia es una virtud que los Sagitario comparten equitativamente con los otros dos signos de Fuego, Aries y Leo… y relativamente en menor medida con los tres signos de Aire. Sin embargo, perdonar es una cosa… y pedir excusas es otra distinta. A dos Arqueros no les resultará más fácil pedirse disculpas mutuamente que pedírselas a cualquier otro. Pero intuirán sus respectivos arrepentimientos, y en lugar de hacer hincapié en el tema, sencillamente empezarán a intercambiar cumplidos como testimonio de que no se guardan rencor.
Los Arqueros nunca alimentan resentimiento. Confesarán francamente que se han equivocado (cuando estén realmente convencidos de que es así), pero con actos más que con palabras… y mediante la recuperación de sus alegres sonrisas, que te invitan a olvidar el desacuerdo y a reanudar la amistad. Los Sagitario encuentran la forma de decir «lo siento» sin pronunciar las palabras concretas. Así mantienen intactos su amor propio y su orgullo, y hacen más o menos indolora la reconciliación. Antes mencioné que el teatro —tanto el escenario «legítimo» como la película «ilegítima» (?)— atrae a Sagitario. Muchos Arqueros van en pos de las candilejas, desempeñando las más diversas funciones: son desde actores, autores, productores y directores, hasta tramoyistas, diseñadores de vestuario, escenógrafos, iluminadores y operadores… y operadoras. Pero incluso aquellos regidos por Júpiter que ingresan en campos de actividad ajenos al teatro son, sin embargo, lo que se podría definir como «gente de teatro». Les gusta estudiar la naturaleza humana, con plena conciencia de que todos, ocasionalmente, son actores o actrices, y se complacen en adivinar los papeles que representan sus amigos. Los Sagitario se convierten en psiquiatras interesantes, aficionados o profesionales, cuando un signo lunar o ascendente más discreto, como Libra o Piscis, modera su forma imprudente de hablar. Dos Arqueros que se asocien profesionalmente, o como vecinos, amigos, condiscípulos, compañeros de juego en el parque, parientes, amantes o consortes, pasarán mucho tiempo analizándose recíprocamente, y alternando sus papeles cómicos y trágicos. Cuando uno llore, el otro (o la otra) se convertirá en comediante para alegrar al afligido, y éste es uno de los elementos más simpáticos de una relación entre dos Sagitario, cualquiera sea su edad o su sexo. Como han nacido bajo la influencia de un signo solar de dualidad, tienen eterna conciencia de la verdad que encierra el aserto del poeta Khalil Gibran, a saber, que la alegría y la pena son gemelas.
Todo Sagitario está siempre listo y dispuesto a recordarle al otro (o la otra) que, cuando el fracaso y la pena amenazan con empañar sus sueños, la alegría y el éxito esperan entre bastidores para saltar al escenario e interpretar su número… y viceversa. Por esto los Sagitario parecen ser tan increíblemente afortunados. La suerte no tiene nada que ver con esto, en realidad. Sólo se trata de que los Arqueros no temen hacer apuestas de gran envergadura, porque saben que al final las probabilidades estarán a su favor y los convertirán en ganadores… por lo menos con la frecuencia suficiente como para que sea emocionante arriesgarse. El optimismo natural de Júpiter le hace creer a Sagitario que todas las malas rachas son pasajeras. Y lo son. Dada esta actitud instintiva, ¿por qué los dos no habrían de arriesgarse juntos, y apostar a que conseguirán ayudarse el uno al otro a vencer sus respectivos vicios y a expandir sus respectivas virtudes? No es un riesgo muy grande… para los atrevidos. Y los Sagitario son los que le dictaron al autor del diccionario la definición de esta palabra (sin que se lo pidieran, como de costumbre). «Atrevido —le informaron —, significa: temerario, audaz e intrépido, enamorado de la aventura, el peligro y el azar, con coraje suficiente para tomar la iniciativa, para arriesgarse o exponerse.» «¡Esos somos nosotros! — le comunicaron los eufóricos Arqueros—. No deje de proclamarlo abierta y públicamente.»
Adaptación de Linda Goodman
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