Con muy raras excepciones, cuando un Águila y una chica Cabra experimenten una simpatía mutua, y después se enamoren, se ceñirán a las reglas del juego. Pagarán el certificado, refunfuñando contra la inflación, solicitarán la benévola bendición de un sacerdote o, cuando menos, la respetable aprobación de una autoridad civil. Se casarán, queridos, se casarán. Ciertamente no vivirán un amorío interminable. ¿Qué futuro habría en ello? Sus amigos y vecinos suspirarán inocentemente, y comentarán entre ellos que ésa es ciertamente una unión dichosamente perfecta. Sus parientes próximos sabrán que no es así. O sea, comprenderán que estos dos son tan vulnerables a los problemas circunstanciales de adaptación como todos los otros hombres y mujeres que se esfuerzan por hacer armonizar sus idiosincrasias y hábitos dentro del círculo íntimo del matrimonio. La razón por la cual los amigos y vecinos del Escorpión y la Cabra se engañan, consiste en que normalmente estos dos no se cuentan entre las parejas que lavan sus trapos sucios en público, como se dice. La Cabra y el Águila ni siquiera soñarían con lavar en público un pañuelo de anhelos o una vieja manta… de palos. Tampoco colgarán a secar sus diferencias a la vista de extraños, vecinos, carteros, trabajadores, peatones de paso y curiosos aficionados al jogging. Lavarán sus reyertas a puertas cerradas, silenciosa y discretamente, cuidando que desaparezcan todas las manchas de agravio, blanqueándolas perseverantemente hasta borrarlas… y esperarán con más o menos paciencia que su relación esté totalmente seca de lágrimas antes de volver a lucirla. (El uso de húmedas diferencias de opinión puede producirte un resfriado emocional, que puede transformarse en gripe, e incluso en neumonía. Entonces puede morir el amor.)
Capricornio y Escorpión son tan prácticos respecto del amor como respecto de todo lo demás. Su romance debe pasar por un severo control de realidad y debe obtener un alto puntaje en la prueba de fiabilidad. Resistente. Durable. Estos dos reclaman que la calidad esté a la altura del precio, en los muebles, en las ropas, en los títulos universitarios, en los autos usados, en las coles, y así sucesivamente. No hacen excepciones con su relación, ni con el dinero que gastaron en el certificado de matrimonio. Y cuando suman el ramillete de flores que él le regaló aquel día, más la habitación del hotel donde pasaron la noche de bodas, a pesar de que ésta fue una ganga, porque aprovecharon las tarifas de fin de semana… bueno, uno sencillamente no puede permitir que algo tan costoso se deteriore sin hacer todos los esfuerzos posibles por salvarlo… en privado, claro está. Uno tampoco permite que una pequeña grieta superficial quede desatendida hasta que se ensanche, se transforme en un problema de primera magnitud, y el techo se venga abajo. No, hay que reforzar con masilla y pintar la pequeña grieta apenas se la nota. Lo mismo vale para el más insignificante conflicto de opiniones entre la Cabra y el Escorpión. Normalmente reparan la avería antes de que se convierta en una auténtica amenaza para su armonía. Esta vigilancia permanente puede ser agotadora, si uno no tiene mucha paciencia y fuerza de voluntad, pero este hombre y esta mujer poseen una plétora de ambas, una reserva inagotable, que proviene de la fuerza combinada de sus regentes, Plutón y Saturno.
Es posible que la era de Acuario haya electrizado a la sociedad con cambios revolucionarios, pero la vibración de Urano no ha afectado básicamente a Escorpión y Capricornio. La naturaleza conservadora de las Águilas y las Cabras sigue siendo esencialmente la misma en cualquier edad cronológica… o durante cualquier edad astrológica. Es posible (Puede que nuevas costumbres sociales hayan transformado a muchas mujeres capricornianas en militantes del movimiento de liberación femenina, pero ni siquiera estas Cabras emancipadas exhiben sus vidas privadas, ni lucen en la manga sus insignias de la Enmienda de Igualdad de Derechos). Es posible que la nueva era haya liberado a muchos hombres de sus dudas en sí mismos, y les haya permitido ser más extrovertidos, pero la confianza interior del Escorpión no necesitaba refuerzos. Este hombre no desea volverse «más extrovertido» —gracias, de todos modos— y si lo deseara, no necesitaría solicitar autorización a la era de Acuario, a la sociedad ni a ninguna otra cosa. Siempre ha hecho lo que se le antojaba, y seguirá haciéndolo, aunque las «eras» vengan y se vayan. Conozco a un hijo de padre Escorpión y de madre capricorniana. Cuando iniciaba sus estudios universitarios entabló un romance con una chica, pero no estaban seguros de que sus sentimientos recíprocos correspondieran a un amor eterno, así que resolvieron vivir juntos en el campus durante un año, más o menos, para poner a prueba su relación. El papá Águila y la mamá Cabra se horrorizaron. Convocaron a una junta de familia, durante la cual el joven y su amiga fueron obligados a escuchar respetuosamente los consejos parentales.
Primeramente, la madre capricorniana le explicó a la chica que debía pensar en el futuro. ¿Y si descubría más adelante que eso no era realmente amor? Entonces su reputación habría quedado definitivamente manchada y ningún hombre decente querría casarse con ella. Tal vez tendría que pasar el resto de su vida convertida en una solterona solitaria. «Además —le dijo la mamá Cabra—, puesto que ambos planean seguir el doctorado, tal vez algún día conquistarán el prestigio científico necesario para figurar en el Quién es Quién, y si se descubriera que han vivido un año en concubinato, podrían ponerlos en la lista negra. Ya saben que hay reglas al respecto. Estoy segura de que las hay. Si no las hay, debería haberlas.» Entonces le tocó el turno al padre Escorpión. Éste asistía a la reunión preparado para ganar, pertrechado con una lista de cifras que había verificado en su calculadora la noche anterior. Mirándolos a los dos dijo: «Verán, si están casados, la prima que pagarán por asegurar su auto, su vida y su salud, será mucho menor. En un año, la diferencia les permitirá ahorrar una suma considerable. Si estudian estas cifras, verán que el matrimonio es la única respuesta sensata». Los dos jóvenes les dieron las gracias a los padres de él por su solicitud, y se fueron.
Vivieron juntos. No se casaron. Finalmente se separaron, amistosamente. Ella se casó con otro, se mudó con él a Europa (donde nadie conocía su sórdido pasado) y se convirtió en madre de varios niños felices. El consiguió salvarse de la pobreza, a pesar de que había tenido que pagar las primas de «hombre soltero» por el seguro de su auto y de todo lo demás… se casó más tarde con una abogada. Tanto él como ella fueron incluidos en el Quién es Quién por sus logros individuales. Finalmente los padres Escorpión-Capricornio de él se recuperaron de la emoción de convertirse en abuelos de trillizos. Los astrólogos siempre insinúan que los hombres Escorpión son machos hipersexuales, apasionados, prontos a seducir, a todas las mujeres que ven. Confío en que este capítulo corregirá dicha impresión. Es cierto que tiene vehementes instintos sexuales, pero «sexual» es una palabra con más de una acepción, y las ideas que el hombre regido por Plutón sustenta acerca del amor y el matrimonio pueden ser cabalmente anticuadas.
La diversión es la diversión, pero con un Escorpión no hay que exagerar. Estos hombres son posesivos en el amor y circunspectos en lo que concierne a su vida personal, y les aconsejo no olvidarlo. Puesto que Escorpión es un signo de Agua, naturalmente hay Escorpiones con Soles natales en mala posición que caen temporalmente en las garras de algún vicio. Aún así, el Águila nunca perderá el control de su dignidad, ni su conciencia de lo bueno y lo malo. Este hombre nunca hará el papel de tonto, ni permitirá que lo haga ningún miembro de su familia. Le preocupa mucho lo que la gente piensa de su imagen pública (aunque opina que su conducta privada no le incumbe a nadie más que a él), y esto también vale para la chica Cabra. Todo lo que ésta hace, lo hace con el fin de progresar en la vida y pensando en su reputación dentro de la comunidad. Tal vez haya unas pocas capricornianas ligeras, que se comportan con relajación sibarítica… quizá sean una docena, en todo el planeta. Hablamos de la capricorniana digna de la vehemente y leal devoción del Águila y ella será su dama. O podrá buscarse otro hombre. La mujer capricorniana casi nunca deja traslucir sus emociones íntimas en su comportamiento público. Los sentimientos más recónditos del hombre Escorpión tampoco están estampados en sus facciones, ni se reflejan en sus palabras y sus actos. Por esto, no les resulta fácil enamorarse el uno del otro. Ambos tienen caladas sus respectivas máscaras, cuando se encuentran. Debe pasar un tiempo para que estos dos se inspiren suficiente confianza recíproca y se decidan a quitárselas, pero aun cuando dejen caer sus disfraces de aplomo protector durante un lapso suficiente para recuperar su propia personalidad, para saber y confesar que aman, no seguirán andando por el mundo con sus emociones desnudas a la vista de todos.
Se abrazarán, declararán que se necesitan el uno al otro, se casarán… y después volverán a calarse sus máscaras para defenderse del resto de la gente, y únicamente se las quitarán cuando estén de nuevo a solas. El amor entre esta configuración de signos solares 3-11 compuesta por los elementos Agua y Tierra tienen un aspecto extraño, creado por sus planetas regentes, Saturno (Capricornio) y Plutón (Escorpión). De una manera u otra, sus corazones estarán unidos por una influencia, fuerte o ligera, de la muerte y lo secreto. Los ecos del pasado, por muy débiles que sean, rozarán su vida en común. Es posible que ello no ocurra durante los primeros años, pero la sombra se proyecta finalmente… y parece suavizar su amor de una manera embrujadora. A menudo están implicadas las cuestiones de la tercera casa relacionadas con parientes y hermanos, y también con la maternidad. Plutón rige la muerte misma, como proceso… y también el nacimiento, la regeneración, la reencarnación y a veces la adopción. Saturno rige todos los asuntos atinentes a los muertos en sí mismos, y también a la autodisciplina y el deber. A la obligación. Ambos planetas tienen una poderosa afinidad con los secretos profundamente sentidos y largamente silenciados, y ninguna relación emocional entre estos dos signos solares estará libre de un indicio de dicha vibración. Casi todas las chicas Cabras y sus Águilas llevan dentro alguna aflicción del pasado encubierta y sepultada, que experimentan recíprocamente, y que forja entre ellos un fuerte vínculo de recuerdos compartidos… que de alguna manera los aproxima entre sí. Debajo de su aire de autonomía, de su ambición aparentemente fría en provecho propio y de su familia, y de su aparente falta de sentimientos, el corazón de la mujer capricorniana experimenta un silencioso anhelo de afecto. El sufrimiento estremece sus emociones más de lo que ella atina a confesar, y las grandes obras musicales y de arte la conmueven más de lo que está en condiciones de demostrar. El hombre Escorpión lo capta con su aguda perspicacia, y ello despierta en él un vehemente deseo de amar y proteger a esta extraña criaturita de humor travieso y ojos tiernos y brillantes, que es tan leal, fiable y honesta.
El talante sereno y el comportamiento afable de ella también le despiertan deseos más profundos. El magnetismo sexual entre Escorpión y Capricornio es claro y sencillo. Ambos llevan dentro una soledad velada que clama por sí misma, y una necesidad de buscar la seguridad emocional mediante la compañía. La rara mezcla de ternura, misterio y pasión controlada que hay en él la hipnotiza, y ella puede relajarse en sus brazos, acogiéndolo en la frescura de su plácida espera. Cada elemento de la naturaleza saturnina de ella es enriquecido por la personalidad más apasionada de él. Como todos los Escorpión, él intuye anhelos secretos y vagas apetencias que no puede definir, y durante su unión física éstos parecen trasmutarse en una sensación de paz, como la que se experimenta al volver de un país extranjero al terruño donde todo es nuevamente seguro y familiar. Con tal que no permitan que la familiaridad engendre desdén. Escorpión y Capricornio, como pareja, tienden a gravitar a lo largo de los años hacia configuraciones de hábitos que pueden hacer que no sólo su expresión sexual, sino todas las facetas de su amor, se vuelvan rancias y rutinarias. Como todas las parejas de la vibración 3-11, serán amigos, además de amantes, así que la desenvoltura natural de la amistad podrá convertirse en el puente por el que volverán el uno al otro cuando sus pasiones se hayan enfriado y sus emociones estén bloqueadas… cuando largos períodos de enfurruñamiento o hastío los hayan separado al adormecer la necesidad que estaban habituados a experimentar . El cambio es una ducha fría regocijante que resucitará el amor de Escorpión y Capricornio.
Los viajes son un tónico estupendo para estos dos, pero incluso los cambios pequeños pueden liberarlos. La Cabra y el Águila son capaces de acostarse por la noche, y de despertarse por la mañana exactamente a la misma hora, segundo más, segundo menos, durante años. Deberán modificar drásticamente su programa: dejar las luces prendidas y al diablo con la factura de la electricidad… comer varias noches por semana en un restaurante japonés, sentados en el suelo… estudiar iridología juntos e intercambiar obsequios distintos. ¿Es indispensable que ella le regale una cartera en todas las Navidades, todos los cumpleaños y todos los aniversarios de su vida?
Adaptación de Linda Goodman
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