Nunca son las sorpresas típicas de Urano que dan los Aguadores las que generan problemas en esta feria de polaridad-oposición 7-7, llena de elementos originales y sublimes, entre Leo y Acuario. Los problemas provienen de otras causas. Abordemos el tema cautelosamente, dando marcha atrás, por así decir. Creo que será inesperadamente útil consagrar más o menos una página de este capítulo sobre compatibilidades a la ejecución de este retroceso. Es posible que los Leo gruñan un poco, resentidos, al ver que los desplazan unos párrafos más abajo, pero si se someten ganarán puñados de estrellas kármicas para sus coronas reales y diademas por su paciencia y humildad… aunque en realidad no tengan otra alternativa. La actitud que asume cualquier León o Leona respecto a los individuos de Acuario y respecto a sus proyectos de todas las formas y dimensiones, grandes o pequeños, ya se trate de llenar el cuadro de arena para los niños, de construir una casa para los pájaros, de decorar un despacho, de organizar una fiesta escolar, de planificar una campaña publicitaria o política, de producir una película o una pieza teatral… o de decidir la fusión de dos inmensos monopolios. No importa. Leo asumirá el mando. O Leo tomará su cubo de arena, sus resguardos de las acciones, sus rollos de tela, sus globos, su casa para abadejos, su guión de cine o lo que sea… y buscará otro reino donde gobernar, un reino en el que acepten de buen grado y valoren la superioridad. En el que la respeten y la veneren.
Normalmente, esto no fastidiará en absoluto a los Aguadores típicos. En realidad éstos no tienen demasiado interés en ser los grandes jefes de la reserva india. Les interesa más la invención de nuevas danzas para invocar la lluvia y de cosas parecidas. La forma de diseñar un Tótem mejor. Sin embargo. cuando estos dos signos solares sí chocan por algo —por lo que fuere— el resultado se puede comparar con la embestida frontal entre un rebaño de búfalos y otro de elefantes. Entre un edificio de ladrillo y un muro de cemento. O entre dos asnos que se encuentran morro con morro. Una competición de terquedad en la que ambos protagonistas están empatados. O sea que tanto Leo como Acuario son fijos. Los Aguadores. los Leones y las Leonas comparten el dudoso honor de haber nacido bajo signos fijos. Esto significa que son porfiados como la cola de pegar, y que no cederán un ápice en sus posiciones cuando crean que tienen razón y que sus opiniones y actos están justificados. Leo y Acuario adoran las sorpresas. Ambos tienen mentalidad progresista, son generosos y magnánimos; ambos defienden a los desheredados y las voces minoritarias de las tórtolas que se hacen oír por todas partes. Ambos tienden a ser altos y apuestos (o bellos). Ambos son muy inteligentes, cordiales, gregarios… y son conversadores fascinantes. A ambos les gusta proteger a los débiles, y ambos aman y respetan la Naturaleza. Hasta aquí, ¡estupendo! Todo es tierno, con suaves ronroneos y felices maullidos de los grandes gatos… y una plétora de fresca y chispeante cooperación que desborda de los pequeños cántaros marrones de los Aguadores regidos por Urano.
Sin embargo, estos dos signos ocupan lugares opuestos en la rueda del horóscopo. Uno tiene lo que le falta al otro y a su vez este otro no se resigna a admitir que necesita aquello de lo que carece. Normalmente. (A menos que los ascendentes y las luminarias de sus cartas natales tengan una relación plácida y armoniosa, en cuyo caso no les importará confesar sus necesidades individuales y compensar sus carencias mediante el trueque.) ¿Qué es lo que Leo tiene y le falta a Acuario? Calor personal. Un cierto sentido de la dignidad, estabilidad y fiabilidad. ¿Qué es lo que Acuario tiene y le falta a Leo? Sé que es difícil imaginar que a los Leones y Leonas les falte algo, puesto que han heredado todas las virtudes que existen bajo el Sol (su regente). Pero, ay, carecen de un don de los dioses: la humildad necesaria para reconocerse culpables de una o dos faltas dispersas, para admitir que entre los rubíes y esmeraldas de sus refulgentes cualidades y rasgos positivos puede haber uno que otro diamante desconchado. En síntesis, no están generosamente dotados de la capacidad de confesar sus errores ni de la capacidad de aceptar de buen grado las críticas. A Leo le conviene tomar en préstamo de los Acuario una pizca de su humildad, de su objetividad respecto de las críticas y de su excelente disposición para confesar sus defectos. Díganle a los Acuario que son todos genios y se encogerán de hombros, impertérritos. Díganle a un Acuario que está loco, y el Aguador hará un complacido ademán de asentimiento, regocijado por el análisis… y no se ofenderá en absoluto. Generalmente el elogio lisonjero le entrará por un oído y le saldrá por el otro. Pero insinúen, aunque sólo sea tímidamente, que los Leo son un poco menos que superiores en algún contexto, y la reacción será: «¡Decapitadlo!». Rugen o se enfurruñan, pero ni lo uno ni lo otro le sienta a la realeza.
A la inversa, los Acuario se beneficiarían inmensamente si adoptaran parte de la radiante y cálida benevolencia que Leo manifiesta en las relaciones personales (a veces el Aguador puede mostrarse un poco frío, incluso con los seres queridos), si imitaran la fiabilidad de Leo (sería agradable saber que se puede contar con que los Aguadores cumplirán el jueves lo que el miércoles se comprometieron a hacer, mediante un juramento de sangre), y si asimilaran una migaja del aplomo y la altivez de Leo. Ojo, no es necesario que lleguen al extremo de sosegarse, pero a lo mejor bastará que copien la gracia felina de Leo cuando anden por ahí, para no tropezar tan a menudo con los postes de teléfono: que desistan quizá de ponerse cabeza abajo mientras asisten a un concierto; que mitiguen el tono purpúreo de su pelo; que dejen sus quetzales en casa cuando van a la iglesia… cosas por el estilo. Sólo un poco de aplomo y altivez. No demasiado. Entonces no se los reconocería, y ciertamente queremos que sigan siendo reconocibles, porque ya es bastante difícil identificarlos como miembros de la raza humana.
Como Leo y Acuario nacieron bajo los signos solares del «Organizador Fijo», deberán compartir las responsabilidades organizativas de una empresa comercial, de una relación romántica, de un «Viaje» Mental o de un «Viaje» en el Tiempo. Cada uno de ellos deberá renunciar a algo más que una mínima parte de su fijeza personal, mientras retiene su fijeza de intención. Sin embargo, aunque Leo no es un signo cardinal de liderazgo (Leo es un organizador), el León deberá gobernar la tarea de organización… de alguna manera que aplaque el ego gigantesco de los grandes gatos. Denle a Leo el título. Eso es todo. Jefe Hacedor de Lluvia. Diseñador Jefe de Tótems. Comunicador Jefe. Peluquero Jefe. Apóstol Jefe. Jefe de Bomberos. Jefe de Aguas. Jefe de Aire. Jefe de Tierra. Oberon, Rey de los Genios. Titania, Reina de las Hadas. Rey de la Jungla. Reina de las Empresas Galácticas. Sultán del Harén. Monarca del Castillo. Ésta es la idea general. Entonces el Aguador descubrirá que en ningún lugar de esta Tierra, ni de ninguna otra galaxia ni Sistema Solar pasado, presente o futuro, encontrará un «camarada» más brillantemente creativo, inteligente, valeroso y leal que el León o la Leona. Realmente vale la pena cultivar un poco la elasticidad de la fijeza de Acuario con el fin de conquistar semejante amigo para todas las estaciones… todas las Barreras del Tiempo y todos los Niveles Astrales. A los Acuario les importa un bledo quién se lleve el mérito… siempre que ellos puedan realizar el vuelo y llegar a la meta elegida. Leo podrá hacer todo el viaje en primera clase si eso es lo que desea.
Adaptación de Linda Goodman
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