La mujer Capricornio no puede evitar ser más sensata de lo que le corresponde por su edad, así como el hombre Géminis no puede evitar ser de cuando en cuando un chiquillo irresponsable. En nuestra sociedad, hasta hace muy poco tiempo, se suponía que el hombre debía ser el fuerte, el maduro y el práctico. La gente esperaba, en cambio, que la mujer fuera inconstante, un poco imprevisible e indefensa. Ahora que los grupos de Liberación Femenina hacen repicar fuertemente en nuestros oídos las campanas de la Nueva Era, podemos permitir que él sea circunstancialmente sensible, versátil y frívolo… y que ella sea estable y sensata. Pero antes del despuntar de la era de Acuario, habrían estado condenados. Es una suerte para la Cabra y los Gemelos que finalmente le hayan reconocido a ella el derecho a ser práctica e inteligente, al mismo tiempo que le han reconocido a él el derecho a soñar despierto, ocasionalmente, e incluso a sollozar cuando lo conmueve la belleza. Es una suerte para todos nosotros, pero especialmente para estos dos. Ya es bastante complicado lidiar con sus diferencias de personalidad… ¿qué falta hace un problema adicional como lo es el de tratar de acomodarse las imágenes predeterminadas y prejuiciosas que alguien se ha forjado acerca del hombre y la mujer? A Géminis y Capricornio no les hace ninguna falta. Ya están bastante atareados con el complejo pasatiempo de capturar la armonía de la compatibilidad entre sus dos naturalezas divergentes.
El sexo de estos dos signos solares es el que debe ser, a primera vista. El signo de ella es femenino, el de él es masculino. Esto es, bueno… no es tan sencillo. Claro que Capricornio es un signo femenino, pero lo rige el viejo Saturno, que es francamente masculino, hasta las últimas consecuencias. Y Géminis es un signo masculino, pero lo rige el taimado Mercurio, el Gran Simulador, un planeta famoso por su afición a engañar, capaz de trocarse de masculino en femenino, y luego nuevamente en masculino, en el lapso que dura el guiño de una luciérnaga. O sea muy rápidamente. ¿Alguna vez intentaron medir con un cronómetro cuánto dura el guiño de una luciérnaga? Así que tendrán problemas. No insuperables, pero sí fastidiosos, de vez en cuando. Quizá sería más correcto definirlos como frustrantes. Tal vez en algunos momentos él la acusará de ser insensible e incomprensiva, y en otros ella lo acusará de ser veleidoso y emocionalmente inmaduro. En cierto sentido, ella es lo que la acusan de ser… así como, hasta cierto punto, él posee esos otros rasgos. Sin embargo, la mujer Capricornio también puede ser afectuosa, leal, y un verdadero arco iris crepitante de humor cuando siente que pisa tierra y no las arenas movedizas del cambio constante, que pueden abrirse y devorarla. (Todas las Cabras tiene un miedo subliminal a los terremotos.) Así como el hombre Géminis puede irradiar una verdad más refulgente que la que ella imagina, siempre que le concedan la libertad de expresión que necesita, y que no lo acosen con recelos, con predicciones deprimentes del futuro… y con reproches. Las críticas y la severidad emocional nunca sacarán a elucir lo mejor de los Gemelos.
La mantis religiosa es un insecto extraño, en la medida en que la hembra devora a menudo la cabeza del macho durante el acoplamiento. Él lo ha leído en alguna parte (los Géminis lo han leído todo), y se siente personalmente como un mantis cuando la mujer que ama insiste en devorarle su confianza en sí mismo con una desaprobación rígida, implacable, al mismo tiempo que le jura amor. Tal vez sea ella la que deba manejar el dinero en la familia. Es probable que la familia exista, eventualmente, si ella puede hacer valer su opinión. Es raro que Capricornio se preste para interludios románticos de naturaleza temporal. Generalmente deja bien sentadas las intenciones para el futuro antes de especular o retozar. Pero volvamos al dinero y a la probabilidad de que ella sea la más indicada para controlar el presupuesto. No es que él no sea rápido y sagaz con los números… a veces demasiado rápido y sagaz. La mayoría de los Géminis pueden hacer que una computadora se ponga verde de envidia. Pero ocurre que ella tiene la virtud de gastarlo con más prudencia, de invertirlo con más sensatez, y disfruta de una especie de toque mágico para incrementar cada vez más el saldo bancario, en tanto que él posee la virtud de reducirlo cada vez más. (A menos, por supuesto, que la Luna o el ascendente de él esté en Virgo, Tauro, Capricornio o Cáncer.) Es curioso que la astrología —para no hablar de los amigos y parientes— sostenga a menudo que estos dos signos solares son emocionalmente fríos. Ella, en razón de que está sometida a la helada regencia y la severa influencia de Saturno. Él, en razón de que pertenece al elemento Aire siempre un poco desapegado. Pero, sin embargo, ella es capaz de manifestar un amor terrenal, incluso apasionado, a pesar de que Saturno ejerce un control de hierro sobre sus emociones y la exhorta constantemente a no desahogarlas mientras no esté segura de que la relación es genuina y tiene. posibilidades de hacerse permanente.
En cuanto a él, aún no ha aprendido, en el sentido espiritual, el auténtico éxtasis del amor… ni su angustia. No ha experimentado, en el plano esotérico y kármico, su verdadera profundidad. Sin embargo, lo anhela con un tipo especial de excitación, ¿y acaso el anhelo no es también mágico? Lo es, y la búsqueda entusiasta que él emprende puede hacer que los sueños de ella se disparen, mientras la variante sosegada del amor capricorniano ilumina, como la llama estable de una vela, el camino para esa búsqueda, y le suministra un refugio reconfortante durante los períodos en que se encuentra dudando de sí mismo. A veces la mujer capricorniana puede ser tan buena, tan perfecta, tan fiable, que el hombre Géminis no sabe qué hacer con ella. Él se siente atrapado en la prisión, de esa misma estabilidad emocional, inexplicablemente, como si la devoción de ella fuera una afrenta… pero sólo porque él sospecha que no está en condiciones de emularla, lo cual lo asusta y lo aflige, simultáneamente. Y por tanto es posible que a él le fastidie secretamente la fiabilidad de su afecto, y que huya, quizá, fugazmente, para volver luego a disfrutar de éste. He aquí otra faceta de su confusión gemela en asuntos del corazón. En razón de sus proclividades (y aversiones) naturales, es posible que su relación sexual no sea siempre un volcán en erupción. Sin embargo, curiosamente, es posible que satisfaga el deseo de ambos en lo que concierne al acto del amor físico, a saber, que éste sea reconfortante y cariñoso, pero no devorador. Incluso durante sus momentos de mayor intimidad, él necesita sentirse independiente y libre. Ella también, aunque parezca raro. Dado el firme control que Saturno ejerce sobre ella, es improbable que la capricorniana se entregue a la pasión con alguien, íntegra y totalmente. Tampoco el hombre Géminis, que es, en el fondo, dos hombres. Uno observa la asociación emocional mientras se mantiene distante de ella, y el otro experimenta.
Así es como aprende el signo solar Géminis, en el nivel de conciencia de Mercurio. Igualmente es posible que esta mujer lo atraiga físicamente, sin que él consiga explicar cómo. Para él, Capricornio representa la octava casa astrológica del misterio sexual, así como los secretos más recónditos de la vida y la muerte. La chica Cabra típica vive en un mundo sereno, tradicional, de actividad práctica, donde la sensatez es reina. El vive en un mundo encantado, poblado por una miríada de fantasías, bullente de actividad mental, donde la curiosidad es rey. Puede ser un experimento encantador y una experiencia beneficiosa que cada uno visite el mundo del otro, de cuando en cuando, no para criticarlo y encontrarle defectos, sino tal como uno visita un reino lejano, para disfrutar de su exotismo y su belleza, aunque satisfecho de poder volver después al entorno familiar. Si viajan mucho él será más feliz. Ella no lo será tanto (a menos que su Luna o ascendente esté también en Géminis, o en Aries, Leo, Sagitario o Piscis). Esta no es una mujer capaz de levantar una tienda y tomarla por hogar. En razón de su proceso de maduración invertida —un don de Saturno— a medida que envejezca se hará más andariega, y es posible que la mención o la idea de un viaje la excite, le suavice la mirada y le evante el espíritu… mientras esté segura de que el viaje o excursión la traerá finalmente de regreso a casa.
Aunque hay un grupo de profesionales capricornianas, ésta sigue siendo una dama que se siente esencialmente más dichosa cuando está junto al fuego de la chimenea, como un grillo, que cuando lleva la vida de una nómada o gitana. El hombre Géminis tampoco es enemigo de sentarse y soñar frente a la lumbre, excepto cuando lo atacan periódicamente sus ansias trashumantes, sin aviso previo. Puede desempeñar durante meses o años el papel del perfecto hombre de familia, y entonces, ¡zas!, sopla una brisa primaveral, o incluso un viento invernal, que los arrastra a él y a sus ensueños a una nueva aventura, aunque sólo se trata de un viaje a una ciudad vecina, donde puede perderse durante unos pocos días para volver a reencontrarse consigo mismo. Tal como sucede en muchas configuraciones de signos solares 6-8, es probable que éstos dos se hayan conocido sólo cuando alguien los presentó o los reunió de alguna manera. Es raro que Géminis y Capricornio graviten el uno hacia el otro magnéticamente, por su propia iniciativa, a menos que el Sol de ella haya estado en aspecto trígono con la Luna de él a la hora del nacimiento, o viceversa, o ambas cosas. Sin embargo, una vez que se ven, empieza a actuar entre ellos la vibración 6-8, cuya intensidad aumenta sistemáticamente.
Esto es lo que le espera a la Cabra con los Gemelos que tiene por amante o marido. La verdad mercurial de los Gemelos siempre se puede observar desde dos puntos de vista opuestos. Pero Capricornio es proclive a la honestidad absoluta, lo cual deja poco o ningún margen para una verdad de dos caras. Es posible que Géminis intuya que la actitud de la Cabra es demasiado severa, porque la continuidad de la libre circulación de las ideas de él depende de que, de cuando en cuando, queden puertas abiertas para la interpretación individual. El no sabe de dónde provienen sus ideas, pero éstas no se interrumpen nunca, y son la esencia de su ser. Sofocar su libertad de pensamiento y de expresión no es la forma de amarlo. Ella querrá que él busque una profesión o carrera con perspectivas futuras, y con un razonable beneficio económico presente, y probablemente insistirá en que, tarde o temprano, compren su propia vivienda. El capricorniano no es partidario de los edificios de apartamentos o los condominios que parecen hormigueros. El no necesita en verdad este tipo de seguridad, porque normalmente Géminis no aspira a echar raíces. Es más feliz con un millón de dólares en papel moneda y cien en el banco que con cien dólares en papel moneda y un millón en el banco. La primera situación es más estimulante. Ella piensa exactamente lo contrario. Géminis siente que sus ideas y su imaginación son sus bienes más negociables. No entiende, realmente no entiende. Y quizá no entenderá nunca, ese tipo de seguridad que necesita ella. Incluso el hombre Géminis con un signo lunar o ascendente Virgo, Cáncer o Capricornio, más cauteloso, invertirá un día, súbitamente, sin aviso previo. todo su saldo bancario, en una nueva idea, o en un nuevo sueño, objetivo o proyecto que afloró en su cabeza. (En una de sus cabezas.)
Si su relación empieza a resquebrajarse, a la chica Cabra no le resultará fácil desprenderse de él. Cuando una mujer Capricornio se entrega por completo a un hombre, le cuesta mucho recuperar lo que dio. Ella no puede cambiar tan fácilmente como él. Cuando ama, se propone que eso sea definitivo. Pero siempre y cuando decida que lo «definitivo» ha entrado en un callejón sin salida, generalmente no habrá escenas histéricas de llanto y acusación, ni excesivas demostraciones emocionales. Sencillamente dará media vuelta, ocultará sus lágrimas, se alejará y no volverá. Ningún signo solar puede ser tan poco sentimental (superficialmente) como Capricornio, cuando es necesario practicar una amputación emocional y no hay otra solución viable. Pero… mientras se aleja, su tierno corazón se estará desintegrando, y su martirio será tanto más doloroso cuanto que lo retiene dentro, y lo soporta sola. El hombre Géminis exclama, como Whittier: «¡Cuán poco he obtenido… qué descomunal es lo inasequible!», y después llora por las experiencias perdidas, por las oportunidades derrochadas, por las posibilidades arrojadas por la borda… por el amor no correspondido, mal encarrilado, o que uno dejó perder en la nada. Sin embargo, enseguida aflorará la sonrisa triangular y la carcajada fluctuante de Mercurio. ¡El mañana es un nuevo día deslumbrante, promisorio! ¿Quién sabe qué le puede reservar? Tal vez… sí, tal vez… incluso la reconciliación… la disculpa de su tímida chica Cabra, y la oportunidad de volver a probar, tratando esta vez con más ternura el corazón de ella.
Si su relación amorosa o matrimonio caducara, la capricorniana tardará más en sonreír, y en cuanto a la posibilidad de que el mañana sea más deslumbrante… bueno, para su abatido espíritu de Saturno el mañana parece estar a un billón de años luz de distancia. Ésta es la razón por la cual ella pondrá más empeño en salvar su relación. Con la ayuda de Saturno, ella puede edificar un amor suficientemente fuerte como para resistir los tornados esporádicos de la desavenencia.
Adaptación de Linda Goodman

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4 respuestas a “Hombre GÉMINIS Mujer CAPRICORNIO”
Estoy en una relacion Geminis Capricornio y vamos poco a poco. Deseo que funcione pero al ser capricornio tengo tendencia a complicarlo todo
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Suerte bella
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Confía en que todo estará bien,¡Suerte! ❤
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[…] Relación Hombre Géminis – Mujer Capricornio […]
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