Cuando una chica Sagitario se enamora, todo su espíritu busca en torno como un cachorrillo confiado, ávido de afecto, listo para retribuirlo cabalmente. Sólo más adelante los errores acumulados durante los años la inducen a usar la máscara teatral del escepticismo y el cinismo, que ella cubre con el colorido maquillaje de los payasos. Su sinceridad innata y su franqueza estimulante conmoverían al más duro de los corazones masculinos. Pero a veces sólo despiertan en determinado tipo de hombre Géminis la tentación de poner a prueba su propia sagacidad, distorsionando la integridad, los ideales e incluso el amor de ella con complejas piruetas mentales. Al proceder así, él coquetea con el descalabro. No el de él. El de ella. De alguna manera, Géminis siempre se las apaña para salvarse en el último acto. Es la chica Sagitario sinceramente afligida la que conserva las cicatrices de estas tácticas abusivas del intelecto de Mercurio, a veces durante muchas lunas… a veces definitivamente. Sin embargo, antes del final, es posible que ella evoque el poder desmesurado de Júpiter, y que practique algunos desgarrones en la tela de la preciosa túnica de libertad de los Gemelos, con algunas fogosas escenas emocionales de pasión feroz, que (si él pertenece a la categoría de Géminis que estamos describiendo, o sea los que se dejan controlar por su Gemelo negativo) probablemente se merecerá con creces.
Esta chica es tierna, veraz, y tiene una necesidad desesperada de afecto y estabilidad emocional. Si el intercambio Sol-Luna de sus horóscopos es negativo, es posible que los haya ido a buscar en el lugar menos adecuado, porque Géminis puede ser cruelmente indiferente, frío e incomprensivo cuando lo domina su Gemelo negativo. ¿Qué se hizo del hombre jovial, alegre, tierno y cariñoso que ella creyó encontrar, el que le escribía poemas tan conmovedores, el que corría carreras de ida y vuelta con ella hasta la Luna, el que le enjugaba las lágrimas con sus besos mientras sonreía de soslayo como un chiquillo? Pues sigue allí, jugando malévolamente al escondite, perdido entre las múltiples identidades reflejas de este individuo complicado. Él puede dejarla llorando, con un despreocupado y aburrido encogimiento de hombros, sin siquiera volverse para echarle una mirada de compasión, y al día siguiente puede regresar con un ramillete de violetas, con un flamante poema y con su antigua ternura, implorando perdón y jurándole otra vez devoción. Esto no es precisamente lo que ella necesita. La chica Sagitario es muy vulnerable.
Este tipo de amor con altibajos, que pasa de la cruel frialdad al hastío desapegado (y frecuentemente al engaño puro y simple), mezclado con un romance maravilloso, en compañía de un hombre capaz de encantar y domesticar a las serpientes sibilantes, puede estremecerle el alma y hacerla desconfiar de sí misma como mujer e incluso como ser humano. Es posible que a esta altura él comience su falso psicoanálisis. No es él quien necesita la terapia. Es ella. Quizás incluso logre convencerla de esta probable falacia. Géminis puede convencer a cualquiera de cualquier cosa la primera docena de veces, hasta que las víctimas crédulas toman conciencia de la estratagema. El hombre regido por Mercurio puede perpetrar los actos más abominables, y pretender después que la mujer que lo ama le pida disculpas a él, como si las fechorías las hubiera cometido ella. Ahora entienden por qué estos hombres son excelentes vendedores. Pueden vender cualquier cosa a cualquiera, y lo que es más, casi nunca los pillan cuando trampean, eludiendo la letra de la ley del amor… o de cualquier otra ley. Por supuesto, esto sólo se aplica a los Géminis cuyos Soles natales están en muy mala posición con planetas poderosos a la hora del nacimiento. Estos Gemelos merecen que alguien los denuncie astrológicamente delante de las chicas Sagitario cuyo romance con semejantes individuos podría tener un desenlace trágico. Afortunadamente, la gran mayoría de los hombres Géminis tienen más inteligencia e ingenio que taras de carácter.
De todas maneras, no hay que olvidar que los Géminis de tipo negativo han destrozado más corazones y desintegrado más vidas de las que se podrían recomponer con océanos de pegamento. No merecerán más clemencia hasta que se hagan más introspectivos y demuestren un poco de compasión por el desastre que provocaron con su falta de calor humano, con su cruel y extraña necesidad de ganar todas las partidas de póker mental que jugaban. Desgraciadamente, incluso este tipo de Géminis es casi irresistible cuando pregunta, con ojos aparentemente inocentes (aunque huidizos, si los observas atentamente): «¿Quién, yo?» Sí, tú. A menudo se puede descubrir a esta categoría de hombres Géminis por el número de alias o seudónimos que utiliza. Muchos nobles hijos de Mercurio se ocultan, bromeando, detrás de varios nombres, pero este tipo lo hace por razones más siniestras. ¿No es cierto Géminis? Como se llame. Por sus palabras y actos los conocerás. Si por lo menos ellos se conocieran verdaderamente a sí mismos… El hombre Géminis más iluminado, simpático y casi mágico, ejerce, sin embargo, una fuerte atracción sobre la mujer Sagitario típica… y ella sobre él. Los opuestos no siempre se atraen, pero cuando pertenecen a sexos opuestos (oponiendo al hombre y la mujer), a menudo sí se atraen.
Géminis y Sagitario están en oposición astrológica, y el fuerte magnetismo empieza con esta sensación, que experimenta cada uno, de que el otro tiene cualidades inmensamente deseables. Es cierto. Cada uno de ellos posee lo que le falta al otro. Por consiguiente, pueden darse muchas maravillosas lecciones recíprocas que riman con la dicha. Su magnetismo físico mutuo es difícil de resistir. Lo mismo vale para sus vibraciones mentales y emocionales. Y así es como gravitan el uno hacia el otro hechizados por la admiración… si se encuentran bajo los aspectos planetarios correctos, cuando las estrellas sonríen en una noche de brisa y la Luna es suficientemente nueva como para impetrarle deseos. Comparten una eterna juventud espiritual, una mentalidad indagadora, la sensibilidad a la Naturaleza y la necesidad recíproca de libertad, de espacio despejado entre ellos dos para poder desplazarse hacia sus objetivos. A los dos les gusta soñar solos durante un rato, y volver después el uno a los brazos del otro en busca de estímulo. Pero solo no es lo mismo que solitario. Tanto el hombre Géminis como la mujer Sagitario buscan la vida gregaria y desean rodearse de gente, porque temen, secretamente, a la soledad. Casi seguramente ella tendrá un animal doméstico. Un gatito o un perro. Y le pondrá un nombre raro. La chica Arquera más encantadora que conocí llamó «Rana» a uno de sus gatitos, y al otro sencillamente (y lógicamente) «Gato». A él también le gustan los animales, pero es posible que no les tenga una devoción tan vehemente como la de ella. Géminis querrá al animal siempre que éste no interfiera en sus propios placeres ni imponga desembolsos de dinero que él preferiría gastar en sí mismo, en tanto que la mujer Sagitario sacrificará a menudo su propia comodidad en aras del animal que estima. Hay otras diferencias sutiles entre sus personalidades. Géminis anhela remontarse a nuevos horizontes, y ella también. Pero ella necesita asimismo una mano cálida y firme que la sujete mientras se remonta. A él también le gusta tomarse de la mano, pero si ella lo suelta, él hará un ademán de despedida, más o menos alegremente, en tanto que es posible que ella se extravíe si él la suelta. la Luna es suficientemente nueva como para impetrarle deseos.
Generalmente es en la vida sexual donde encuentran solaz para olvidar los conflictos planteados en otras áreas, como les sucede a todas las configuraciones de signos solares 7-7. La fuerte atracción química que los une aumenta con frecuencia a medida que transcurre el tiempo, y aunque disminuya, siempre perdura, latente, esperando que la aticen, que la reactiven para reparar las grietas de su relación. También los une una cierta pasión mental, que genera un terreno fértil para la consumación física. A menudo, su unión sexual empezará mucho antes de la hora de acostarse, quizá mientras se desayunan, mediante mensajes transmitidos con los ojos de un extremo al otro de la habitación, mediante una nota romántica que él deja donde sabe que ella la encontrará, mediante la intimidad compartida de una sonrisa familiar o de un apodo especial, privado, que, traducido, significa: «Te amo, te necesito, te deseo». La amenaza que se cierne sobre su relación sexual reside en la posibilidad de que él utilice periódicamente con ella sus estratagemas propias de Géminis. El hombre Géminis no desdeña la idea de provocar una pelea con el fin deliberado de estimular la emoción o el deseo de su pareja. La cólera tiene la extraña cualidad de excitar la pasión entre éstos dos. Entonces el altercado se resuelve mediante la unión física… o debería resolverse. ¿Pero es así? Él es capaz de reflotarlo, para discutirlo a fondo, después de la unión, cuando debería estar sepultado y olvidado. Para ser justos con él, debemos confesar que ella tiende a hacer lo mismo. Los dos deberían aprender a enterrar sus desavenencias después de hacerse el amor. ¿Por qué emplear el sexo como arma recíproca? Pero éste es el uso que le dan a menudo Géminis y Sagitario. Los celos son la causa de muchas de sus disputas, y con razón. Ninguno de los dos signos se destaca por su fidelidad impecable. Ambos son tan curiosos, versátiles, caprichosos y ávidos de variación que no pueden salvaguardar una lealtad pura como un copo de nieve.
Si sus aspectos Sol-Luna son favorables, o si uno tiene un ascendente Capricornio, Tauro o Escorpión, pueden mantenerse totalmente fieles mientras viven juntos. De lo contrario, es posible que se produzca algún descarrío o infidelidad, aunque sólo asuma la forma de un ligero galanteo informal, público, que jamás llega a consumarse físicamente. Él es más propenso que ella a mariposear. Pero las chicas Sagitario aprenden enseguida los diversos juegos que les enseñan los pájaros de Mercurio. Y entonces volarán las plumas. Él puede ser tan… versátil. Primero, el rápido sonrojo de la felicidad, el aleteo de la excitación. Después el ceño fruncido, súbitamente, sin aviso previo. La mirada desviada. La tristeza, que se ahonda hasta transformarse en depresión. Momentos después, nuevamente la sonrisa fluctuante de Mercurio, y una alegre invitación a hacer botar guijarros en el lago o a escuchar cómo las ranas interpretan conciertos románticos a orillas de un bosque encantado que él conoce. Primeramente él le pide que prepare tostadas con canela. Después no tiene apetito. El tema musical de su romance es más o menos así con variaciones, y a pesar de todo ella sigue esforzándose valerosamente por acompañar la canción. Por supuesto, la mujer Sagitario puede experimentar a su vez algunos cambios de humor. Como el suyo también es un signo dual, puede ser alternadamente sensible, introspectiva, temperamental y cáustica. Si uno de los dos consigue mantenerse eufórico mientras el otro está deprimido, y viceversa, podrán ayudarse a superar los trances alarmantes. Será bueno que ambos estén eufóricos, pero esto implica que luego ambos estarán deprimidos. A este hombre y a esta mujer los beneficiarían inmensamente sendos gráficos de biorritmos. No puedo obsequiarles nada mejor que este consejo.
Él deberá controlar su tendencia a ser sarcástico cuando esté irritado; y ella deberá reprimir su propensión a hacer comentarios hirientes cuando lo que él necesita es su ternura y su comprensión. Las verdades contundentes de Sagitario casi siempre duelen. Los sarcasmos de Géminis también. Con todo su candor inocente, la chica Sagitario no entiende lo que significa esta palabra. Significa… bueno, el sarcasmo casi siempre implica decir exactamente lo contrario de lo que uno realmente piensa y cree, y exagerar la falacia para subrayar la verdad. Por ejemplo: «Claro que no me molesta que la cuenta de teléfonos ascienda, cariño. Me siento importante cuando le pago tanto dinero a la telefónica, aunque por eso debamos cancelar nuestras vacaciones». ¿Ven? Así es el sarcasmo. Ella se sentirá herida y desconcertada. ¿Por qué él no dice claramente que está encolerizado porque la cuenta de teléfonos es muy elevada, y que está decepcionado porque en razón de ello tal vez deberán privarse de las vacaciones de verano? (Entonces ella podría decir que lo siente, y trabajar horas extraordinarias, o buscarse un empleo adicional por unas pocas semanas, para completar la diferencia. Tal como están las cosas, no dirá que lo siente, ¡y basta!) ¿Por qué él no dice aquello? Porque es un soñador poético, un Géminis, querida amiga, incapaz de decir exactamente lo que piensa. Para vivir más o menos satisfecha con este hombre inteligente y maravillosamente fascinante, Sagitario no tendrá que prestar atención a lo que articulan sus labios sino que deberá leer la verdad sólo en sus ojos. Sin embargo, sus ojos fluctúan constantemente de un lado a otro, y es difícil leer en ellos… su expresión cambia sin cesar.
Lo único más hiriente que los cáusticos sarcasmos del hombre Géminis es la contundente sinceridad de la chica Arquera. Cuando estos dos están mal apareados, pueden rebanarse recíprocamente el corazón. Pero su relación tiene una faceta más positiva. Siempre hay otra faceta cuando dos signos dobles se juntan, para bien o para mal… y puede ser para bien. Por lo menos se respetarán mutuamente su intelecto, y encontrarán sus respectivos humores más fascinantes que la aburrida semejanza de los demás. Al hombre Géminis le gusta escudriñar las galaxias, meditando sobre los infinitos mundos que hay en el espacio. Entonces, inesperadamente, desvía su atención hacia sí mismo, y se pregunta: «¿Supones que también hay infinitos mundos dentro de mi espacio interior, mundos que podría explorar?». Su Gemelo siempre presente exclama: «¡Sí! ¡Los hay!»… y empieza otra aventura. si la mujer Sagitario desea retener a este hombre, su faena de amor deberá consistir en acompañarlo en la búsqueda del País de Nunca Jamás, procurando no odiar a la tercera persona que siempre deberá seguirlos: la sombra de él. También podrá tratar de coserlo fuerte y pulcramente a su sombra (la de él), como Wendy lo hizo con el mercurial Peter Pan. Así él no perderá tan a menudo la otra mitad de sí mismo. Ésta es una especie de charada, pero Júpiter le susurrará la respuesta, en el corazón, si ella escucha.
Adaptación de Linda Goodman
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