Es posible que un día tu galán Géminis aparezca con un mono parlanchín encaramado en un hombro y te invite a ir al circo. Te traerá flores, perfume, un disco o un par de libros, y hasta posiblemente uno del que él es autor. Las horas pasarán en un soplo mientras tú gozas, feliz, en su cordialidad, te ríes de sus ingeniosos chistes y te derrites bajo su encanto cálido y alegre. Géminis te dirá “Te amo” de cien maneras diferentes, como no podría hacerlo nadie más en el mundo. Al día siguiente te llamará por teléfono para deshacer una cita sin ningún motivo aparente, y tú empezarás a imaginarte toda clase de cosas. ¿Hablaba en broma cuando dijo que te amaba? ¿Estará saliendo con alguna otra chica? ¿Tendrá algún problema? Es posible que tus temores tengan fundamento, pero también es posible que no lo tengan. Una semana después, Géminis reaparece, lleno de comentarios sarcásticos, malhumorado e irritable. Se mostrará impaciente, crítico y quisquilloso. Es posible que critique tus zapatos, tu lápiz de labios o tu gusto literario, y que esté carcomido por dudas sobre la posibilidad de que lleguen a ser felices juntos. Claro que también es posible que se le vea hosco y preocupado, mentalmente distante, lejano. Y de nada sirve preguntarle por qué: no obtendrás ninguna respuesta coherente.
Si sobrevives a esa experiencia, al cabo de pocos días más estarás visitando una galería de arte, un teatro, un museo o biblioteca con tu cortejante Géminis, absolutamente hipnotizada por sus conocimientos y por la amplitud de sus intereses. Le encontrarás excepcionalmente tierno, lleno de sueños frágiles como mariposas y de dulces esperanzas para el mañana. Entonces, te propondrá el matrimonio. Así, con la rapidez del relámpago. Y tú, olvidada de los truenos y de los nubarrones, y de toda la lluvia que ya viste caer, le contestarás que sí antes de que cambie de parecer y… ahí estás, comprometida con un enigma. Sí, enigma he dicho. Si esperas otra cosa, digamos un hombre estable y paciente que se muestre siempre gentil contigo mientras el amor y la vida se desenvuelven con la calma de una góndola que se pasea por los románticos canales venecianos, entonces van en la misma dirección que una calesita: en círculo. Bájate a toda prisa sin pensar que podías haberte ganado el anillo. No dejes que la música, ligera y alegre, te engatuse y te haga ir en pos de una escena pintada de colores que no son nunca los mismos, y en la que tan pronto puede aparecer un gris deprimente como un radiante amarillo o un sedante azul. Si eres una romántica incurable que pretende encontrar la armonía perfecta, corres algo más que cierto peligro.

Diga lo que diga el resto de su carta natal, si el Sol estaba en Géminis cuando él nació, este hombre no seguirá estando mañana donde está hoy, ni conservará de ayer ningún recuerdo perdurable. De una manera o de otra, cambiará. Es cierto que los cambios pueden ser siempre para mejorar, que es posible que apunte constantemente a metas más altas. Pero eso nunca podrás saberlo con certeza. Si tienes alma de jugadora, es posible que con él tengas suerte y te encuentres celebrando tus bodas de oro en medio de una gloriosa armonía mental y emocional. Pero los buenos jugadores saben cuáles son las posibilidades antes de hacer su apuesta. Asegúrate de que tú las sabes. Un excelente ejemplo de la dualidad de expresión de Géminis es la confesión de una mujer que fue víctima de ella. El Mercurio era un chico callado y ella una chica nacida bajo el signo de Piscis. Después de un fin de semana que ella y otros signos pasaron como invitados en un paseo organizado por el Géminis, y durante el cual el anfitrión se mostró con ella abiertamente insultante, grosero y distante, en forma alternativa, la chica se sentía desalentada e intrigada.
No sé qué es lo que le pasa -comentó-. Supongo que me odia. Yo jamás le he hecho nada, y sin embargo casi no me ha dirigido la palabra durante todo el fin de semana. Ah, pero es que… vaya si ella le habrá hecho algo: había hecho que Géminis se enamorara de ella, y con la seriedad suficiente para que se casara con la chica poco después del incidente. ¿Pero cómo reaccionó al tomar por primera vez conciencia del amor que sentía por ella? Como si su amada hubiera sido una antisocial. Es probable que esa experiencia no impida que las lectoras se zambullan en un romance con un hombre de Mercurio, pero tal vez les calme el dolor de las heridas a algunas chicas que hayan venido padeciendo la frialdad de un Géminis que está, casi con seguridad, perdidamente enamorado de ellas, pero que lo oculta cuidadosamente por sus propias e insondables razones. Géminis tiene una necesidad inconsciente de disfrazar sus verdaderas intenciones, de entablar con los otros una suerte de esgrima verbal y de encubrir sus motivos con acciones duales. En general, buscarán confundirte. Después, con la característica incongruencia de Géminis, harán un giro de 180 grados y se mostrarán tan directos que te dejarán poco menos que sin aliento con su franqueza y brusquedad.
Con Géminis, el amor es fácil y divertido, siempre que no trates de aproximarte demasiado. Hay un núcleo íntimo que sólo le pertenece a él, que jamás compartirá con otro ser humano, ni siquiera contigo. Mantén las cosas calmas y no te muestres abiertamente apasionada ni dramática. No le aburras, interésale siempre, y tu romance con Géminis puede ser muy especial. No te rebeles contra su versatilidad; cambia con él. Mantente tan alerta, interesante tanto por la vida como él. De otra manera, tu amor podría no ser más que… una de esas cosas. Mercurio busca, por encima de todo, una compañera mental, que esté a la altura de su ingenio, que incluso pueda superarle de vez en cuando, porque no es egoísta. Es muy realista y disfruta de los desafíos mentales. Lo último que quiere es a alguien aburrido. Deja que a través de tu imaginación femenina se transluzca el cerebro, que eso no le asustará, como podría pasar con otros hombres. Le hará girar en la dirección debida: hacia ti.
Generalmente tienen 2 de todos y por lo menos una docena de sueños y de proyectos a la vez, que cambian cada seis meses más o menos. En cambio, suelen tener una sola esposa. Las comunicaciones son una ocupación típica de Géminis; Mercurio rige estas actividades y las noticias. Pueden realizar varias cosas al mismo tiempo. Los Géminis son expertos en prestidigitación. En asuntos financieros predomina también la dualidad. Un mercuriano puede ser de una generosidad fabulosa y después, bruscamente, mostrarse avaro. Si calibramos las dos actitudes gemelas, yo creo que gana, con mucho, la generosidad. Géminis tiene pocos deseos de acumular, ya sea dinero o conocimientos. En cualquiera de los dos casos, prefiere absorber, seleccionar y devolver mejorado. Es el comunicador cuya función es crear ideas siempre nuevas y originales y servir a los demás mediante la versatilidad de sus procesos mentales, rápidos y brillantes.
¿Si te será fiel? A su manera sí, claro. Hay mil respuestas a esta pregunta, cuando hablamos de Mercurio. A él le gusta conversar y le gusta estar con gente. Tiene también un extraño atractivo para las mujeres, de modo que no faltará ocasión de murmuraciones y sospechas. Pero puedes contar con una cosa: es raro el Géminis a quien su sentido de honestidad, profundamente arraigado, le permita ser falso en sus acciones si tú tienes fe en él. Quiero decir, verdadera fe y verdadera confianza, no de esas que secretamente ocultan una duda. Mercurio percibirá siempre si estás dudando en secreto, es frecuente que su mente intercepte tus pensamientos como si estuvieras enviándole una emisión por radio. Sin embargo, no es buena idea esperar que un hombre Géminis desanime a todas las mujeres, simplemente porque lleva anillo de casado. Las mujeres forman parte de la escena y Géminis no quiere perderse la escena. Si hay mujeres, el mercuriano hablará con ellas, y hasta bromeará o se beberá alguna copa con ellas. Para Mercurio la comunicación es lo más natural, independientemente del sexo de quien le escucha. Pero eso no significa que deba tener romances con ellos.
Es verdad que hay muchísimos Géminis que son lisa y llanamente promiscuos, pero no importa lo que te hayan contado: siempre hay una causa. Ser objeto de desconfianza o de incomprensión, en el terreno que sea, es profundamente perturbador para el hombre de Mercurio, es algo que le frustra y le deprime. Cuando se siente así desdichado, Géminis puede revolotear de un lado a otro, en busca de alivio para la maraña de sus emociones. Cuando se ve libre de la sensación de aislamiento mental y no siente que tenga que demostrar nada a nadie, no cae en la compulsión de experimentar entregándose a fugas caprichosas. Una mujer que tenga perfecta armonía mental con un Géminis no necesita temer sus infidelidades, ni emocionales ni físicas. Hasta tal punto es ello verdad en los Géminis, que se puede considerar como una regla. Pero Géminis tampoco se dejará encadenar irrazonablemente. Esperar que cuando alguien le sonríe, sea hombre o mujer, niño o adulto, él no le devuelva la sonrisa, es tanto como esperar que el sol no brille. Su naturaleza, amistosa y alegre, lo lleva constantemente a buscar compañía, y esta compañía puede ser el conductor del autobús en que viaja todos los días o la mesonera del café que está a la vuelta de su oficina. No trates de acorralarlo, pues cuando alguien intenta cercar su espíritu, Géminis puede volverse tan escurridizo e impredecible como el viento.
Con los niños será compinche, pero no esperes que los discipline, aunque les enseñará muchísimas cosas antes de que lleguen siquiera al jardín de infancia. Es probable que les encante confiarse a él, porque muy rara vez se mostrará escandalizado o será duro en sus juicios. Géminis sabe amar sin sofocar. La relación de Géminis con sus hijos es por lo común muy íntima, aunque tal vez poco coherente, por contradictorio que esto pueda parecer. Por mas afectuoso, cálido y vivaz que pueda ser con la gente, es posible que no les insista en la necesidad de ajustarse a rutinas, ya que al propio Géminis no le gustan las rutinas. También mostrará tendencia a criticar el comportamiento de los niños un día y aprobarlo al día siguiente, con lo cual puede crearles confusión. Aunque a veces él consiga armar un sermón, cuando haga falta una palmada o una imposición más seria, tendrás que intervenir tú para ello. Los papás Géminis tienden a malcriar a los chicos.
Es posible que su imaginación le lleve en ocasiones a afirmar algo que no puede mantener. Tú tendrás que hacerle ver lo importante que es que cumpla su palabra. Pese a todas sus buenas intenciones, acabará quebrantando algunas de sus promesas, rápidas e impulsivas. Si los niños no le significan ningún tipo de atadura ni traban sus múltiples actividades, Géminis gozará enormemente con ellos. Una palabra de advertencia: aunque será raro que los castigue físicamente, la propensión geminiana a los comentarios sarcásticos y punzantes puede causar profundas heridas en sus jóvenes corazones, dejando cicatrices que permanecerán toda la vida. También puede mostrarse renuente a expresar su afecto en forma de besos y abrazos, a menos que haga un esfuerzo consciente por superar el natural desapego de Géminis. Sin embargo, yo he conocido algunos padres de este signo que aparentemente prodigan a sus hijos la ternura que son incapaces de volcar sobre los adultos. Ocúpate de que los pequeños no le abrumen, no le pidas que haga de canguro si a él evidentemente no le gusta, y se desempeñará muy bien como padre, no importa que tengan un hijo o una docena.
Los celos son una preocupación que posiblemente nunca tendrás con un esposo Géminis, porque el afán de posesión no se cuenta entre los rasgos típicos del signo. Si en alguna ocasión una sospecha le susurra algo al oído, por lo común la apartará (a menos que una influencia en su carta natal condicione otra cosa). Claro que hasta cierto punto los celos son normales en todo el mundo, pero normalmente, en Géminis no son exagerados. Con este hombre, el amor no es una relación estrictamente física. Sus sentidos le permiten oír más, ver más y percibir más que otros, y Mercurio le ayuda a registrar vivamente las impresiones más delicadas. Su amor tiene una cualidad tan etérea y fugitiva que puede dar la impresión de que le falta la pasión terrenal de otros signos solares. Te pintará sus emociones con frases románticas e imaginativas, y responderá a la avidez de tu corazón con la extraña belleza de su idealismo.
Recuerda que la típica frialdad emocional de Mercurio puede caldearse considerablemente si los dos escuchan la misma música y sueñan los mismos sueños. Géminis necesita experimentar una fusión total en lo mental y espiritual para que la pasión física cobre intensidad. Aunque parezca tortuoso, es el único camino verdadero hacia su corazón. Tendrás que acostumbrarte a la palabra “si”. Es posible que te diga: “Si te amara, podríamos…” o: “Si te amara, habría que…” y que a veces deje la oración sin terminar. Empieza por borrar la palabra “si”; él la usa únicamente como cortina de humo, por razones de seguridad. Una actitud de crítica áspera y fastidiosa, unida a continuas escenas emocionales, mellará sin duda el filo del delicado y sensible amor de Géminis. Trata de coger con la mano un puñado de mercurio. ¿Qué pasa? Inmediatamente se disuelve en centenares de brillantes pelotillas plateadas que se te escapan sin cesar por entre los dedos contraídos. Un hombre de este signo, cuya esposa creía conocerle muy bien, escribió las siguientes líneas antes de abandonarla, y ella las encontró después del divorcio entre los papeles de él: Irrumpiste en el sueño y con botas claveteadas pisoteaste la blanda alfombra de mi ensueño…
Más de una vez leerás u oirás decir que Géminis necesita siempre dos amores al mismo tiempo. La dualidad geminiana, con su sugestión de engaño, es algo que se menciona con tanta frecuencia que puede causar angustias sin fundamento. Me permitiré modificar esa afirmación. Géminis necesita dos amores, pero no necesariamente dos mujeres. Es una adivinanza, pero si tú lo comprendes de verdad, podrás hallar la respuesta.
Adaptación de Linda Goodman
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