En un romance o un matrimonio Aries-Tauro, cuando la mujer es Tauro y el hombre es Aries su relación tiene unas pocas probabilidades más de prosperar que cuando se invierte la situación, ya que ella tiene cualidades receptivas y él una actitud más activa. A la mujer Tauro le gusta mucho tener un hogar bello y cómodo. No es irracionalmente celosa, sin causa justa, es paciente y pocas veces se queja. Normalmente es una anfitriona afectuosa y simpática cuando su pareja trae a casa a las personas con quienes se relaciona y sabe escuchar. Ahora bien, dado que el hombre Aries necesita una caja de resonancia constante y fiable mientras discute su tema favorito —él mismo—, y dado que invita frecuentemente a gente a casa para venderle un nuevo proyecto o idea que ha soñado, y dado también que es un poco negligente con el presupuesto porque en la escuela primaria nunca ha aprendido a deletrear la palabra «ahorro»… salta a la vista de qué manera la mujer Tauro puede suministrarle una base de operaciones perfecta.
Normalmente, a los hombres Aries les gustan los deportes, y la mujer Tauro típica ama la naturaleza. De modo que si el deporte que él prefiere consiste en acampar al aire libre, o en marchar por los bosques, se suma otro tanto a favor de las probabilidades de éxito de la relación. De lo contrario, el sábado por la tarde y el fútbol pueden generar algunas tensiones. La desavenencia nace en áreas a las que posiblemente no se les ocurrió prestar atención mientras se cortejaban. Tal vez ella prefiera residir en el campo o en las afueras, en tanto que los hombres Aries no pueden sobrevivir mucho tiempo sin la emoción y la acción de la ciudad. Quizás algunos sí pueden, pero son pocos y están dispersos, e incluso a ellos les gusta lucirse entre las luces rutilantes en los fines de semana. Exceptuando el camping y las caminatas, el Aries no tiene alma de campesino. Si tiene un signo lunar o un ascendente Tauro, es posible que plante algo o que ordeñe algunas vacas pero, esencialmente, la tierra nunca lo atraerá más que la idea de agarrar un taxi para correr en pos de un milagro. También es posible que salten chispas en el ámbito de sus fondos comunes, porque sus actitudes respecto del dinero no son necesariamente comunes. Él anhela un carro nuevo; ella desea una nevera nueva. Cosas por el estilo. El empleado favorito de él, en el banco, es el que atiende el Departamento de Préstamos. El empleado favorito de ella, en el banco, es el que atiende la Sección de Ahorros. Sin embargo, cuando él gasta dinero en regalos para ella, o en muebles para la casa, es posible que la mujer sea más tolerante. Generalmente las mujeres Tauro aprecian las buenas joyas y la decoración lujosa del hogar, pero pretenden que estos elementos sean prácticos, y que hayan sido diseñados de manera tal que duren unos cientos de años antes de que haga falta reemplazarlos.
Aunque ella sea muy serena, es posible que pierda los estribos si él le quema el sofá nuevo o le derrama jugo sobre la alfombra (antes del matrimonio, se pueden sustituir el sofá y la alfombra por su falda nueva o por el bolso que ella estruja precavidamente). A él le resulta difícil entender por qué incidentes tan minúsculos la ofuscan tanto. Para Aries, llorar sobre la leche derramada (o el jugo derramado) es una tremenda pérdida de tiempo. Si algo se pierde, se rompe o se deteriora, siempre se lo puede reemplazar. Tauro alimenta algunas dudas al respecto. Afortunadamente, la mayoría de estas desavenencias se pueden zanjar a la hora de acostarse, porque la relación física entre los dos suele ser placentera y satisfactoria. Ciertamente al hombre Aries no le disgusta el potencial de la mujer Tauro para el sentimiento sensual erótico. Ella aprueba el sexo como una actividad práctica y agradable que genera una satisfacción total de los sentidos y, por añadidura, produce unos hijos. Por tanto, es posible que no entienda por qué el sexo ha de parecerse a un ensueño delirante que transporta a dos almas a la cumbre de una montaña del Tíbet, que surcan el firmamento nocturno, o a un milagro asociado con el lanzamiento de tres monedas a la Fuente de Trevi, en Roma. Para ella, el sexo es el sexo. El amor es el amor.
¿Qué relación tiene esto con el hecho de arrojar unos pocos centavos al fondo de unas aguas verdes y sucias… o con los cometas, al fin y al cabo? Esta mujer toma el sexo de manera práctica, porque el humor de Tauro no se restringe a una sola faceta de la vida. Lo abarca todo. Si el hombre Aries pisara por casualidad una tachuela al correr apasionadamente en dirección a la cama durante su luna de miel, ella se desternillaría de risa. ¿Y cómo reaccionaría él? Posiblemente aplazaría la luna de miel durante unos días —o noches— hasta que se recuperara su ego masculino marciano. Igualmente, aunque es posible que la mujer siga desconcertada por el idealismo romántico de Aries durante toda su vida en común, no por ello ha de producirse necesariamente una absoluta incompatibilidad sexual. Dentro de ella se ocultan profundos remansos emocionales, y es posible que su respuesta ultrafemenina a las enérgicas y directas apelaciones amorosas del Carnero, sumadas al obvio placer con que reacciona ante su carisma masculino, lo induzcan a preguntarse, finalmente, por qué pensó, después de todo, que debía escalar montañas para ir en busca de la felicidad. Es posible. No seguro, pero sí posible. Una palabra de advertencia: no se debe interpretar que la chica Tauro no es sentimental o romántica sólo porque no capta todos los matices de la sexualidad ariana. Lo es. ¡Oh, vaya si lo es! Si no se ocupan de ella el día de San Valentín, patrono de los enamorados, o si él omite recordar el día en que se conocieron (el día en que hicieron el amor por primera vez, el día en que resolvieron casarse, el día en que se casaron, o cualquier otra fecha importante, el Carnero desconsiderado y atolondrado que no tuvo la delicadeza de celebrar estas fechas históricas se cansará de oírla. Esta mujer tiene una memoria de elefante para recordar las lesiones personales y los agravios emocionales.
Su plácida belleza se parece a la de un estanque manso, poblado de lirios fragantes, en medio de un bosque de pinos. El magnetismo de Tauro actúa intensamente sobre el corazón del hombre, porque augura paz y fecundas aventuras, sobre todo cuando se trata del corazón inquieto del Carnero. El hombre Aries no tarda en descubrir que esta criatura femenina, tan apacible y compuesta (como secretamente le gustaría ser a él), puede llenar su espíritu de flores frescas y puede llenar su casa con la música del amor y el compañerismo, sin contar que es una sobresaliente cocinera. Además, puede llenarle el corazón con una multitud de risas, y con una devoción leal y eterna. Ella también sabe acumular y ahorrar dinero. Ninguna mujer podría reunir tantas virtudes. Es una mujer cálida de pies a cabeza, y no necesita el disfraz de la belleza artificial para demostrarlo. Sin embargo, lo que tal vez necesite será salirse de cuando en cuando de su rutina terrenal. Cuando la dama Tauro ha tomado una decisión y ha cerrado la puerta a toda discusión ulterior, puede parecerle muy fría y cruel al hombre Aries, cordial, franco y extrovertido. Si en esas oportunidades él le grita que es obstinada, obtendrá el mismo resultado que obtendrá ella si le dice, enérgicamente que es egoísta y malcriado. En una palabra: ninguno.
¿Quién, ella… obstinada? ¿Quién, él… egoísta y malcriado? Ninguno de los dos sería muy sensato si contuviera el aliento hasta que el otro confesase tener semejantes defectos. Un cúmulo de afecto, mucha ambición, honestidad y la garantía de seguridad económica son los cuatro caminos que llevan al corazón de ella. El hombre Aries puede satisfacer las tres primeras condiciones sin ningún problema, pero es posible que deba introducir algunas correcciones en su estilo general de vida para estar a la altura de las expectativas en el cuarto ítem. Los ingresos de Aries suelen fluctuar a menudo, y esto puede poner muy nerviosa a la dama. Normalmente, por supuesto, no está nerviosa: Sólo lo está cuando siente amenazada su seguridad emocional o económica. En otros momentos, irradia casi siempre una placidez mística que puede ser deliciosamente relajante, sobre todo para el Carnero. También puede contribuir sustancialmente a recargar las baterías de las energías dinámicas marcianas de este hombre, cuando lo han agotado sus diversos excesos mentales, emocionales o físicos. (El Aries practicará jogging hasta caer rendido.) Es cierto que cuando ella tiene una de sus muy raras rabietas, su placidez mística puede enfrentarse en una cólera de magnitud volcánica, sin mucha advertencia previa. Pero estos fenómenos son tan esporádicos que es muy poco probable que perturben la relación de la pareja… a menos que el Carnero cometa la tontería de empeñarse en salir victorioso de estos raros pero peligrosos encontronazos. Nunca lo conseguirá. La estrategia más aconsejable es la retirada. Tanto daría lidiar con un terremoto.
Adaptación de Linda Goodman
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